El campo de la inteligencia artificial ha sido históricamente conocido por hacer promesas exageradas: décadas de resultados exagerados seguidos de correcciones drásticas en financiamiento y expectativas a medida que los investigadores se enfrentan a importantes obstáculos tecnológicos. Pero esta vez es diferente. Los últimos cinco años han presenciado una verdadera revolución en la inteligencia artificial, con el big data y los avances exponenciales en hardware informático haciendo que los algoritmos de aprendizaje automático sean realmente útiles a gran escala.
Las aplicaciones más lucrativas se encuentran en la segmentación de anuncios digitales, pero los consumidores también se benefician de mejores resultados de búsqueda, mejores recomendaciones en plataformas como YouTube y Spotify, mejores predicciones de tráfico y asistentes de voz con reconocimiento de voz casi perfecto. Puedes tomar una foto de un letrero en un idioma extranjero y la aplicación de traducción de Google te proporcionará instantáneamente una traducción. El futuro está aquí.
Estos avances han desafiado nuestras suposiciones sobre lo que las computadoras pueden y no pueden hacer. Si pueden aprender de los datos, ¿no es solo cuestión de tiempo antes de que superen el rendimiento humano en todo? ¿Perderemos todos nuestros trabajos? ¿Y si se vuelven en nuestra contra? Esta conversación ha ido mucho más allá del estado del arte. No solo estamos lejos de la inteligencia artificial general, sino que actualmente no hay un camino claro hacia ese objetivo.
Las sofisticadas aplicaciones de inteligencia artificial de hoy en día están impulsadas por una gran cantidad de ingeniería personalizada y preparación de datos para lograr una sola tarea. Estos algoritmos son menos una “inteligencia artificial” de lo que son una herramienta poderosa, o lo que el científico de la computación John Launchbury (anteriormente de DARPA) llama “hojas de cálculo con esteroides”.
En resumen, aunque la inteligencia artificial ha avanzado significativamente en los últimos años, todavía estamos lejos de alcanzar una inteligencia artificial general. Las aplicaciones actuales son herramientas poderosas pero altamente especializadas, y no hay un camino claro hacia la creación de una inteligencia artificial que supere completamente el rendimiento humano en todas las áreas. Por lo tanto, no debemos temer que la inteligencia artificial nos reemplace en nuestros trabajos o se vuelva en nuestra contra. En cambio, debemos aprovechar las ventajas que nos ofrece y seguir trabajando en su desarrollo responsable.
Fuente del artículo: Vox