El documental de Netflix “The Social Dilemma” ha llamado la atención sobre la relación entre el uso excesivo de teléfonos inteligentes y trastornos de salud mental como la ansiedad y la depresión. Sin embargo, surge una paradoja, ya que las últimas soluciones para la salud mental piden a las personas que pasen más tiempo en sus teléfonos. La salud mental digital está en tendencia. Piensa en enviar mensajes a tu terapeuta a través de Talkspace o meditar con Calm. Cinco de las 10 principales startups respaldadas por capital de riesgo en salud mental son aplicaciones para teléfonos inteligentes. Las 20 mejores aplicaciones de bienestar mental registraron 3 millones de descargas nuevas al mes antes de que Covid-19 golpeara con fuerza en marzo, lo que aumentó a 4 millones en abril. Si bien el acceso ampliado a los recursos de salud mental es notable, estos productos enfrentan dos objetivos contradictorios. La tecnología está diseñada para captar nuestra atención y mantenernos conectados el mayor tiempo posible. Pero si el tiempo excesivo frente a la pantalla empeora los problemas de salud mental, es probable que una buena atención de salud mental nos ayude a desconectarnos de nuestros teléfonos. ¿Es posible tener tanto un producto tecnológico exitoso como una forma efectiva de atención de salud mental? Creemos que la respuesta es sí, siempre y cuando las empresas de salud mental digital adopten tres mejores prácticas.
La salud mental es lo primero, las métricas de capital de riesgo en segundo lugar
Cuando los fundadores de startups digitales se presentan a los inversores, tienden a enfatizar las descargas de aplicaciones, los usuarios activos y el valor de por vida del cliente. Estas métricas informan sobre los ingresos y el potencial de crecimiento. Pero indican la salud del negocio, no la del usuario. Es esencial que las startups de salud mental digital comprendan la diferencia, incluso mientras persiguen ambos objetivos. Para evaluar la calidad de la atención, es importante analizar los resultados informados por los pacientes. ¿Cómo ha cambiado la calidad de vida del usuario durante el curso del tratamiento? ¿Cómo está su estado de ánimo, sueño y productividad? Al igual que los terapeutas tradicionales, los proveedores del otro lado de la aplicación deben utilizar escalas basadas en evidencia para diagnosticar a los pacientes y monitorear su mejoría, como el PHQ-9 para la depresión o el GAD7 para la ansiedad. El desafío con una métrica de participación como el tiempo en la aplicación es que no dice nada sobre la calidad de la atención y, en todo caso, puede ser perjudicial para el usuario que, gracias a la aplicación, puede haberse vuelto más dependiente de su teléfono. Pagar a los proveedores en función del tiempo que los pacientes usan la aplicación, o incluso de su propio tiempo en la aplicación, es contrario a una atención de salud mental efectiva. Un camino a seguir para las startups de salud mental digital es centrarse en las asociaciones con pagadores. Las empresas que priorizan las métricas correctas y demuestran una mejora en los resultados de los pacientes tienen más probabilidades de obtener el pago de aseguradoras de salud comerciales y empleadores por sus soluciones de salud mental. Aún hay lugar para métricas clásicas de capital de riesgo como el valor de por vida del cliente, pero en lugar de mantener a las personas enganchadas (lo cual es una mala práctica médica), el valor proviene de atender a nuevos pacientes cada año a través de planes de salud asociados.
Replicar los límites de la terapia tradicional en un mundo digital
Al adaptar la terapia para dispositivos móviles, los desarrolladores han agregado nuevas características. Una popular es el acceso las 24 horas del día, los 7 días de la semana a un terapeuta a través de mensajes de texto, lo cual ciertamente aumenta la participación. Las herramientas digitales están cambiando fundamentalmente cómo se ve la atención de salud mental. Si bien la innovación es importante, es esencial no olvidar que los métodos de la terapia tradicional han sido probados y cuentan con fundamentos científicos. Reunirse con un terapeuta en un horario y lugar regular crea un marco, un entorno distinto en el que trabajar en la salud mental para que los problemas interfieran menos en la vida diaria. En la configuración tradicional, los pacientes tienen formas de contactar a sus terapeutas en caso de emergencia, pero se les anima a internalizar estrategias de afrontamiento para que se vuelvan más instintivas y menos dependientes de refuerzos externos. Los pacientes practican y aprenden entre citas cómo calmar su ansiedad de forma independiente o cómo dejar que disminuya por sí sola. Ese incentivo desaparece con los mensajes de texto las 24 horas del día, los 7 días de la semana y con cualquier aplicación que priorice la participación del usuario sobre el progreso del paciente.
En resumen, la tecnología puede ser tanto el problema como la solución para la salud mental. Si bien las aplicaciones y herramientas digitales pueden brindar un mayor acceso a los recursos de salud mental, es importante que las empresas de salud mental digital adopten mejores prácticas para garantizar la calidad de la atención y no fomentar una dependencia excesiva de los teléfonos inteligentes. Al centrarse en la salud mental del usuario y replicar los límites de la terapia tradicional en el mundo digital, es posible lograr un equilibrio entre el éxito tecnológico y una atención efectiva para la salud mental.