El Internet de las cosas (IoT) es un mundo en constante evolución, con miles de millones de dispositivos conectados entre sí. Sin embargo, a diferencia de nuestro cuerpo humano, el IoT carece de un sistema inmunológico probado y eficaz para defendernos de los ataques cibernéticos. Según las estadísticas, se espera que el número de dispositivos IoT se triplique de siete mil millones a 21.5 mil millones para el año 2025, y el 25% de los ataques cibernéticos se dirigirán al IoT. Estas cifras son alarmantes, pero no sorprendentes.
Los ciberdelincuentes son astutos y buscarán cualquier vulnerabilidad obvia en el IoT. Actualmente, muchos dispositivos IoT son un punto ciego en términos de seguridad. Los dispositivos más baratos no están diseñados para resistir ataques ni proteger la información que almacenan, pero cada día poseemos más de ellos. Cada nuevo dispositivo que se conecta a la red representa una nueva vulnerabilidad potencial.
Tomemos como ejemplo las cámaras de seguridad IP. Muchas organizaciones las utilizan para proteger sus instalaciones y estas cámaras comparten la misma red corporativa. Si un empleado de otro departamento tiene su máquina infectada con malware, los intrusos podrán escanear la red en busca de dispositivos conectados, encontrar la cámara y tener acceso a su organización. Este es solo un ejemplo de las vulnerabilidades, pero con tantos dispositivos IoT que proporcionan transmisiones de audio y video, así como acceso a información sensible, no es difícil imaginar ataques similares.
De hecho, algunos de estos ataques ya han ocurrido. En 2016, el botnet Mirai atacó dispositivos domésticos inteligentes, en particular cámaras IP y routers inalámbricos básicos. Este botnet fue utilizado en algunos de los ataques DDoS más disruptivos hasta la fecha, incluido un ataque al proveedor de servicios web francés OVH y el ataque cibernético a Dyn, que resultó en la inaccesibilidad de numerosos sitios web de alto perfil, como Twitter, Netflix y Airbnb.
Para proteger nuestros dispositivos IoT, es fundamental tomar medidas de seguridad adecuadas. Esto incluye elegir dispositivos de calidad que estén diseñados para resistir ataques, mantenerlos actualizados con los últimos parches de seguridad y utilizar contraseñas fuertes y únicas para cada dispositivo. Además, es importante segmentar la red para limitar el acceso de los dispositivos IoT a otros sistemas y mantener un monitoreo constante para detectar cualquier actividad sospechosa.
El IoT tiene un gran potencial para mejorar nuestras vidas, pero también presenta riesgos significativos. Solo a través de una mayor conciencia y medidas de seguridad adecuadas podemos reducir la amenaza de ataques y garantizar un entorno IoT más seguro y confiable.