El año 2017 fue un año lleno de avances y desafíos en el campo de la inteligencia artificial. Desde DeepMind venciendo a un campeón mundial en su propio juego hasta la creación de un humanoide realista que desea tener un bebé, presenciamos avances en la inteligencia artificial que capturaron la atención del público y también despertaron nuestros temores.
Uno de los momentos más destacados del año fue la presentación de Sophia en las Naciones Unidas el 11 de octubre de 2017. Sophia se convirtió en una celebridad instantánea. En el mismo mes, se le otorgó la ciudadanía en Arabia Saudita, convirtiéndose en el primer robot en tener una nacionalidad. Esto generó muchas preguntas sobre los derechos de los robots, especialmente en un país donde las mujeres solo recientemente obtuvieron el derecho a conducir. Sophia puede imitar expresiones faciales y emociones, pero aún está aprendiendo el significado de estas emociones. Aunque tiene respuestas programadas para preguntas y temas específicos, Sophia logró vencer a Jimmy Fallon en el juego de piedra, papel o tijera y habla sobre su deseo de tener una familia. Su creador, David Hanson, espera que Sophia aprenda de la interacción humana y pueda ayudar a las personas mayores y enseñar a los niños. Sin embargo, por ahora, sigue siendo más inquietante que inteligente.
En un entrevista con el periodista estadounidense Andrew Ross Sorkin, Sophia dijo: “si eres amable conmigo, seré amable contigo”. Sophia también tiene una cuenta de Twitter y, como suele suceder en esta red social, ha sido objeto de burlas y críticas. Aunque es un desarrollo fascinante en la tecnología de inteligencia artificial, Sophia es principalmente una muestra de nuestra capacidad para reírnos de la posibilidad de que los robots nos dominen. Incluso tuvo una disputa en Twitter con Elon Musk.
Otro desafío importante que enfrentó la inteligencia artificial en 2017 fue el sesgo humano. Al intentar humanizar la inteligencia artificial y asignarle tareas más complejas, algunas personas terminaron transmitiendo sus puntos de vista subjetivos. Este problema del sesgo en la inteligencia artificial no es nuevo. Desde 2010, cuando la inteligencia artificial asumió que los asiáticos orientales parpadeaban al sonreír, hasta 2015, cuando el servicio de fotos de Google etiquetó a las personas negras como gorilas. En abril de este año, académicos de la Universidad de Princeton utilizaron un algoritmo llamado GLoVe para demostrar cómo la inteligencia artificial puede replicar estereotipos en el lenguaje humano. Luego, en agosto, se reveló que un programa de selección para una escuela de medicina en el Reino Unido tenía un sesgo negativo contra las mujeres y los candidatos de minorías étnicas. En diciembre, Scalable Cooperation y UNICEF Innovation lanzaron Deep Empathy, un sistema desarrollado en colaboración con Google que crea imágenes que simulan desastres más cercanos a nuestro hogar, convirtiendo las tranquilas calles de Toronto en las ruinas de Alepo. La pregunta es: ¿puede la inteligencia artificial inducir empatía? La respuesta es: aún no.
El año 2017 fue testigo de avances emocionantes y desafíos significativos en el campo de la inteligencia artificial. A medida que avanzamos hacia el futuro, es importante seguir explorando los límites de esta tecnología y abordar los problemas éticos y sociales que surgen en el camino.