En un mundo dominado por la tecnología, donde las grandes empresas de Silicon Valley parecen intocables, un grupo de valientes trabajadores está desafiando el status quo y exigiendo igualdad y cambios significativos en la industria.
Uno de estos valientes trabajadores es Cher Scarlett, una desarrolladora de software de Kirkland que superó la adicción aprendiendo a programar. A pesar de su difícil pasado, logró unirse al prestigioso equipo de ingeniería de software de Apple el año pasado. Sin embargo, para su sorpresa, descubrió que Apple no era el paraíso laboral que esperaba. Según Scarlett, la empresa permite la discriminación contra las mujeres y otros grupos históricamente marginados, incluyendo a las personas con discapacidad.
Scarlett decidió alzar la voz y convertirse en una de las pocas empleadas de Apple que critican públicamente a la empresa. Su valentía se suma a la creciente corriente de trabajadores de la tecnología, en su mayoría mujeres, que desafían los centros de poder de Silicon Valley. Estas personas denuncian que las empresas siguen siendo dirigidas como fraternidades y que la discriminación contra las mujeres y las minorías raciales continúa siendo un problema.
En los últimos años, hemos visto a empleados de Google realizar una huelga para protestar contra el acoso sexual y la desigualdad, a mujeres negras en Pinterest acusar a la empresa de discriminación y represalias, y a ex empleados de Facebook testificar ante el Congreso sobre las prácticas engañosas de la empresa. Estos casos demuestran que la industria tecnológica tiene un problema evidente de racismo y misoginia.
A pesar de los desafíos, los activistas han logrado algunas victorias. Los empleados de Google formaron un sindicato en enero, algo poco común en la industria. Además, los tribunales de California han comenzado a limitar el poder de los acuerdos de confidencialidad, que son fundamentales en una cultura de secretismo que castiga públicamente a los disidentes.
Sin embargo, las grandes empresas aún tienen la ventaja. La mayoría de los empleados de la tecnología temen hablar sobre las empresas para las que trabajan, ya que podrían ser descubiertos por las sofisticadas técnicas de vigilancia corporativa. Esto es especialmente cierto en Apple, donde el CEO Tim Cook ha tomado medidas para evitar filtraciones.
A pesar de estos obstáculos, el movimiento #AppleToo ha surgido este verano. Más de 500 empleados, muchos de ellos trabajando en las tiendas minoristas de Apple en todo el mundo, han acusado a la empresa de tolerar el racismo, el sexismo, la discriminación y el acoso. Cher Scarlett se ha convertido en el rostro de este movimiento, gracias a su presencia honesta y valiente en Twitter.
La lucha de los trabajadores de la tecnología por la igualdad y el cambio en Silicon Valley es un recordatorio de que ninguna empresa es intocable. A medida que más y más empleados se unen y alzan la voz, es posible que veamos cambios significativos en la industria. La tecnología tiene el poder de cambiar el mundo, pero solo si se utiliza de manera ética y equitativa.