La Importancia de los Modelos Mentales y Conceptuales en el Diseño de Productos

En el mundo del diseño de productos, es fundamental comprender cómo funcionan los modelos mentales y conceptuales para crear productos excepcionales y atractivos. Estos modelos, que se encuentran en la intersección de la psicología y el diseño de productos, tienen un impacto significativo en la experiencia del usuario y en la aceptación de un producto en el mercado.

Modelos Mentales

Un modelo mental es la representación que una persona tiene en su mente sobre un objeto con el que interactúa. Es la forma en que la persona piensa acerca de lo que está haciendo. Por ejemplo, cuando alguien va a la biblioteca a buscar un libro, forma un modelo mental de los pasos que debe seguir para lograrlo. Sin embargo, no todos tienen el mismo modelo mental, ya que este se ve afectado por factores como experiencias pasadas, percepciones intuitivas e información incompleta. Un modelo mental define el comportamiento de una persona y moldea sus acciones en una situación determinada. También define en qué se enfocan las personas, cómo abordan ciertos problemas y cómo interactúan con un producto.

Por lo tanto, es extremadamente importante realizar una investigación sobre el público objetivo antes de comenzar a diseñar un producto. Comprender sus modelos mentales permitirá crear un producto que se ajuste a sus expectativas y necesidades.

Modelos Conceptuales

Un modelo conceptual es aquel que se le presenta al usuario a través del diseño y la interfaz del producto. La pantalla, los botones y la interfaz conforman el modelo conceptual. Es a través de este modelo conceptual que el usuario interactúa con el producto. Por ejemplo, un modelo conceptual para una biblioteca en línea sería el sitio web con el que el usuario interactúa.

¿Por qué son importantes los modelos mentales y conceptuales?

Un ejemplo claro de la importancia de estos modelos es la diferencia entre la función “Me gusta” de Facebook y los “círculos” de Google+ (la plataforma de redes sociales de Google). ¿En qué se diferencian estas dos funciones? Una funcionó excepcionalmente bien y la otra fracasó estrepitosamente. ¿Por qué?

Cuando vemos algo en línea, nuestra tendencia natural es expresar si nos gusta o no. Es cómo nuestro cerebro está conectado. Facebook utilizó este modelo mental y lo aplicó a las publicaciones con un botón de “Me gusta”. Esta función es tan coherente con nuestro modelo mental que es intuitiva y no requiere un esfuerzo cognitivo mínimo o nulo. Por lo tanto, la opción de “Me gusta” es una de las características más populares de Facebook.

Por otro lado, analicemos lo que no funcionó en Google+. Uno de los principales problemas que enfrentaba Facebook en ese momento era la privacidad y la visibilidad del contenido en el muro o línea de tiempo. Aunque podemos tener una larga lista de “amigos virtuales”, es posible que no nos sintamos cómodos compartiendo todo nuestro contenido con ellos. Google+ creó los “círculos” para intentar resolver este problema, pero el modelo conceptual del producto no se alineaba con los modelos mentales de los usuarios. El hecho de que cualquiera pudiera agregarte a su “círculo” no ocurre en la vida real y resultaba extraño recibir una notificación de que alguien te había agregado a su círculo. Por lo tanto, el problema de privacidad no se resolvió de una manera intuitiva para el usuario. Además, era difícil de aprender y usar, lo que llevó a que no fuera aceptado ni adoptado ampliamente.

Entonces, ¿qué observamos aquí? Cuando creamos productos en los que los modelos mentales de la audiencia objetivo se alinean con los modelos conceptuales (interfaz de usuario), el producto se vuelve atractivo y fácil de usar. En otras palabras, los productos que logran una coherencia entre los modelos mentales y conceptuales proporcionan lo que se conoce como una “experiencia de usuario intuitiva”. Esto significa que hay una carga cognitiva mínima, es decir, los usuarios no tienen que esforzarse mentalmente para usar el producto o navegar por el sitio web. Simplemente comienzan a usarlo sin esfuerzo.

¿Qué sucede si tu producto es completamente nuevo?

Los modelos mentales, como se mencionó anteriormente, se crean a partir de experiencias pasadas, entre otros factores. Pero, ¿qué sucede si los usuarios no han experimentado nada similar a lo que estás creando? Esta es una excelente pregunta. En estos casos, es importante educar a los usuarios sobre el modelo conceptual del producto y proporcionar una experiencia de usuario intuitiva que les permita comprender y utilizar el producto de manera efectiva.

En conclusión, comprender y aplicar los modelos mentales y conceptuales en el diseño de productos es esencial para crear productos exitosos y atractivos. Al alinear estos modelos con las expectativas y necesidades de los usuarios, se logra una experiencia de usuario intuitiva que facilita la adopción y el uso del producto. Recuerda siempre investigar a tu público objetivo y diseñar productos que se ajusten a sus modelos mentales y conceptuales para lograr el éxito en el mercado.

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