Entre la pandemia de gripe de 1918 y la crisis del COVID-19 en 2020, nuestra capacidad para comprender los efectos de las enfermedades infecciosas ha aumentado exponencialmente. Los dispositivos personales en red y los sensores automatizados ahora son omnipresentes, sin mencionar las tecnologías de comunicación como Internet que nos permiten compartir información casi instantáneamente. Estos dispositivos nos proporcionan abundantes “datos masivos” sobre el movimiento de las personas, el medio ambiente, las tendencias económicas y más. Estos nuevos datos, recopilados de aproximadamente 9.8 mil millones de teléfonos móviles, 2,200 satélites y más de 25 mil millones de sensores digitales, están documentando los cambios radicales en las actividades sociales y económicas que ocurren en respuesta a la pandemia de coronavirus. Las personas están cambiando significativamente su comportamiento y los impactos no afectan a todos por igual. Los datos masivos pueden ayudarnos no solo a comprender la crisis y volver a la normalidad, sino también a crear una nueva y mejor normalidad. Aquí hay algunas tendencias emergentes que pueden informar las respuestas políticas a largo plazo:
Los parques adquieren una nueva importancia
Los datos anonimizados de teléfonos móviles, dispositivos inteligentes y aplicaciones muestran cómo han cambiado los patrones de movilidad en respuesta a los bloqueos por el COVID-19. Los viajes han disminuido drásticamente, incluyendo los vehículos privados, el transporte público y otros modos de transporte. En muchas ciudades, los datos muestran que los viajes en los últimos meses han sido entre un 60% y un 90% inferiores a lo normal para esta época del año. Los bloqueos también están afectando dónde las personas pasan su tiempo. Debido a la drástica disminución de visitas a otros destinos, los parques son ahora los destinos no residenciales más populares y duraderos, aunque su uso varía considerablemente según el país y la ciudad. La actividad en los parques se mantiene cerca o ligeramente por debajo de lo normal para esta época del año en lugares como Hong Kong, Japón y Estados Unidos, donde se fomenta en gran medida la recreación al aire libre segura y las restricciones de movilidad son menos severas que en otras naciones. En Corea del Sur, la actividad en los parques está muy por encima del promedio. En otros lugares, los gobiernos nacionales y locales han cerrado los parques para prevenir la propagación del contagio. En Brasil, Italia e India, se ha desalentado activamente la actividad en los parques y ha disminuido mucho más. Los datos ilustran cuán valioso es el espacio verde para muchos residentes en este momento de crisis, especialmente aquellos en áreas urbanas. Y refuerza la necesidad y los beneficios para la salud de parques públicos y áreas forestales suficientes y accesibles. Por ejemplo, una investigación encontró que los árboles urbanos en Estados Unidos podrían generar $25 millones en ahorros solo en costos de atención médica relacionados con la contaminación del aire y días de trabajo perdidos. Los beneficios y la necesidad de amplios espacios verdes deben tenerse en cuenta en la planificación urbana posterior al COVID-19.
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