En un mundo cada vez más globalizado y en constante cambio, las organizaciones deben estar preparadas para enfrentar los desafíos que surgen en su cadena de suministro. La pandemia de COVID-19 ha dejado en evidencia la importancia de contar con un programa sólido de gestión de riesgos de proveedores.
En muchas ocasiones, los profesionales encargados de la adquisición y compra de materiales son los primeros en responder ante situaciones de crisis que afectan a los proveedores. Sin embargo, la efectividad de su respuesta depende en gran medida de las prácticas de gestión de riesgos implementadas en la organización.
Un estudio realizado por APQC revela que, si bien muchas organizaciones cuentan con prácticas sólidas de gobernanza en la gestión de riesgos, existen debilidades en cuanto a los procesos y la tecnología habilitadora.
Una de las fortalezas identificadas en el estudio es la existencia de una gobernanza clara en el área de adquisiciones. En el 89% de las organizaciones encuestadas, el departamento de adquisiciones es responsable de ejecutar las operaciones relacionadas con la gestión de riesgos de terceros. Esto significa que este grupo tiene acceso a toda la información recopilada por la organización y puede negociar términos de gestión de riesgos en los contratos con proveedores.
Otra fortaleza identificada es la existencia de equipos de gobernanza de riesgos altamente desarrollados en el área de adquisiciones. Estos equipos no solo son efectivos en su trabajo, sino que también se someten a revisiones continuas para mejorar su desempeño.
Sin embargo, el estudio también revela debilidades en los procesos y la tecnología habilitadora de la gestión de riesgos de proveedores. Esto indica que muchas organizaciones aún tienen margen de mejora en la forma en que identifican, evalúan y mitigan los riesgos asociados a sus proveedores.
En conclusión, la gestión de riesgos de proveedores es un aspecto fundamental en la cadena de suministro de las organizaciones. Contar con prácticas sólidas de gobernanza, procesos eficientes y tecnología habilitadora es clave para garantizar la continuidad del negocio y minimizar los impactos de posibles crisis. Las organizaciones deben estar preparadas para adaptarse a los cambios y aprender de las lecciones que nos ha dejado la pandemia.
Fuente del artículo: SCMR