En la era digital, confiamos en que nuestros sistemas sean responsivos cuando los necesitamos. Confiamos en que los servicios y las APIs sean seguros, bien probados y disponibles cuando los llamamos en nuestras propias aplicaciones. Confiamos en que los datos que ingresan en nuestros sistemas de análisis sean los datos correctos y precisos. Confiamos en que los proveedores de servicios en la nube sigan las mejores prácticas para mantener seguros nuestros datos y transacciones. Confiamos en que nuestros proveedores tomen las decisiones comerciales correctas para que sigan existiendo el próximo año.
La confianza es el pilar fundamental de nuestra economía y nuestra infraestructura digital. Por lo tanto, “Confianza como Servicio” es probablemente la oferta más importante de todos los “As-a-Service”. Este término fue acuñado por Fred McClimans, analista de HfS, una firma de análisis conocida por su enfoque en la industria de la externalización, quien afirma que las empresas y los proveedores no están haciendo lo suficiente para garantizar esa confianza, especialmente en lo que respecta a la seguridad.
El problema, explica McClimans, es que las empresas a menudo piensan en la seguridad desde una perspectiva puramente tecnológica. Sin embargo, el paradigma de “Confianza como Servicio” va mucho más allá de las soluciones tecnológicas, como los firewalls, la protección contra malware, la gestión de eventos e información de seguridad (SIEM), la prevención de pérdida de datos (DLP), la gestión de acceso e identidad (IAM), la seguridad de aplicaciones y dispositivos, aunque estas también son importantes. “La seguridad no se trata de asegurar activos, se trata de crear activos confiables que se puedan aprovechar en el mercado”, afirma McClimans.
Las empresas digitales, que interactúan con consumidores digitalizados en una economía digital, necesitan más que nunca construir su negocio en base al elemento de confianza. La experiencia digital es “menos personal y quizás un poco más frágil”, opina McClimans. “Las empresas de hoy enfrentan riesgos tanto para sus activos internos como para su mayor activo, sus clientes. Los hackeos y el robo de datos, especialmente los datos personales de los consumidores, arruinan esa experiencia del cliente y disminuyen el nivel de confianza”. Las consecuencias para el negocio son graves, agrega McClimans. “Si tu marca en línea o digital no es confiable para el consumidor, fácilmente buscarán otra opción”. Esto se aplica tanto a las relaciones B2B como a las relaciones B2C.
La clave está en ver la seguridad como una forma de construir y aprovechar activos confiables, en lugar de simplemente proteger los activos. “La seguridad no puede ser una idea secundaria, realmente debe considerarse como un habilitador transformador de un negocio mejor y más confiable”, afirma McClimans. A continuación, presenta las siguientes recomendaciones:
- Elevar la responsabilidad de la gestión de riesgos y seguridad corporativa lo más cerca posible del CEO y la junta directiva.
- Ampliar la arquitectura de seguridad corporativa para incluir la coordinación, si no la supervisión, de los socios del ecosistema.
- Cambiar de un enfoque de “prevenir todas las brechas” a un enfoque de “minimizar las brechas y controlar el riesgo”.
- En las relaciones con proveedores, buscar una mayor flexibilidad contractual, un mayor nivel de innovación accionable y una revisión más cercana de las políticas de privacidad internacionales, que aborden el papel de la seguridad en relación con la privacidad personal y los derechos de los datos.
- Explorar enfoques emergentes de seguridad física/digital, como la biometría y los sistemas de control de acceso.
- Fortalecer significativamente la educación de los usuarios, hasta el punto de involucrarlos como socios de seguridad colaborativos para ayudar a construir un ecosistema digital más confiable.
La razón por la cual depositamos nuestro dinero en los bancos es porque son muy buenos en brindar “Confianza como Servicio”. (Sin mencionar el respaldo gubernamental, pero eso es otra historia). De hecho, toda la industria financiera es una industria basada en la confianza. La industria de TI también es una industria basada en la confianza, y con el aumento de la nube, las APIs y los servicios de big data, las empresas dependen más que nunca de la diligencia debida de otros.
Para ampliar la tesis de McClimans, “Confianza como Servicio” debe ser más que seguridad. La confianza también es relevante al entregar tus activos, procesos o aplicaciones a un proveedor y confiar en que no harán nada que interrumpa tu negocio, que ellos mismos seguirán existiendo, que no decidirán cambiar su modelo de negocio en medio del proceso o que no te cobrarán aumentos de precios en un momento en el que no puedes permitirte romper el compromiso. Además, “Confianza como Servicio” significa que alguien estará allí para brindar información o orientación cuando se produzca un fallo o una interrupción del sistema, y que asumirán la plena responsabilidad de las consecuencias de dichas interrupciones. La confiabilidad es oro, y esta consideración debe ser prioritaria en cualquier compromiso tecnológico empresarial.