Fort Wainwright es una base militar ubicada en Alaska, que abarca 1.6 millones de acres de tierra diversa y hermosa. Esta base incluye un cantón del Ejército de los Estados Unidos, siete áreas de entrenamiento principales y ubicaciones satélite más pequeñas. Establecida originalmente en 1939 como Ladd Field y designada como un Sitio Histórico Nacional en 1985, actualmente es el hogar de más de 15,000 soldados, miembros de sus familias y empleados civiles.
A pesar de los presupuestos reducidos, el Programa de Gestión de Recursos Culturales (CRM, por sus siglas en inglés) de Fort Wainwright ha logrado una exitosa administración de 700 sitios arqueológicos conocidos, además de consultas y asociaciones con reguladores estatales, gobiernos vecinos, tribus reconocidas a nivel federal y partes interesadas locales. El equipo del Programa CRM es pequeño, compuesto por cinco trabajadores a tiempo completo y colaboradores estacionales, quienes supervisan 127 sitios arqueológicos y garantizan el cumplimiento de 42 estructuras históricas incluidas (o elegibles) para el Registro Nacional de Lugares Históricos (NRHP, por sus siglas en inglés). Sus responsabilidades incluyen el seguimiento de 72 sitios arqueológicos y 530 sitios más cuya elegibilidad aún está por determinarse.
“Fort Wainwright logra esto trabajando con muchos otros”, dijo Elizabeth A. Cook, gerente de Recursos Culturales de USAG Fort Wainwright y enlace con las comunidades nativas. “Por ejemplo, colaboran con el personal de Control de Rango, ingenieros de la instalación, el Oficial de Preservación Histórica Estatal, el Servicio de Parques Nacionales, inquilinos de la instalación, socios de gestión de tierras, tribus y unidades militares; e integran el CRM en la planificación, diseño y mantenimiento para garantizar los mejores resultados y mitigar los costos”.
Un ejemplo de esto es el ejercicio de entrenamiento Arctic Anvil de 2016, el primero en más de una década en Fort Wainwright, que contó con la participación de casi 8,000 miembros de la Fuerza Aérea, el Ejército y la Guardia Nacional. Este evento puso en peligro numerosos sitios arqueológicos, pero gracias al componente educativo del CRM, se produjo un daño mínimo. Los soldados recibieron un manual ambiental que contenía información sobre cómo identificar recursos culturales y cómo manejar descubrimientos accidentales. Se colocaron señales en 184 sitios que prohibían el tráfico de vehículos o la excavación. Solo dos sitios sufrieron daños mínimos, que requirieron una mitigación nominal después del ejercicio de seis semanas. La educación de las tropas resultó ser menos costosa y, de hecho, mejoró su entrenamiento.
Los arqueólogos de Fort Wainwright realizan aproximadamente 10,000 acres de prospección arqueológica cada año, encontrando formas creativas de satisfacer la demanda de terrenos de entrenamiento. En los últimos años, por ejemplo, la Universidad de Alaska Fairbanks excavó en el Área de Entrenamiento Donnelly, un sitio que fue habitado intermitentemente hace entre 12,000 y 2,000 años; la Universidad Estatal de Colorado y la Universidad de Texas A&M trabajaron en otro sitio utilizando fondos no militares. Los profesores y estudiantes de posgrado adquieren experiencia en investigación académica, mientras que el Ejército se beneficia de valiosos datos científicos recopilados durante dichos proyectos.
La gestión de recursos culturales en Fort Wainwright es un ejemplo destacado de cómo es posible equilibrar las necesidades militares con la preservación y protección del patrimonio cultural. A través de la colaboración y la educación, se ha logrado minimizar el impacto en los sitios arqueológicos y estructuras históricas, al tiempo que se garantiza un entrenamiento efectivo para las tropas. Este enfoque demuestra el compromiso de Fort Wainwright con la sostenibilidad y la responsabilidad ambiental.