La amenaza de los ciberataques: ¿Está Europa preparada?

En la era digital en la que vivimos, los ciberataques se han convertido en una amenaza cada vez más real y peligrosa. Europa, al igual que el resto del mundo, se enfrenta a un enemigo invisible que puede manifestarse de diferentes formas: desde la delincuencia cibernética hasta el terrorismo o la actividad patrocinada por estados. El año pasado, más de 200,000 víctimas en más de 150 países fueron afectadas por el ataque de WannaCry, considerado uno de los ciberataques más significativos hasta la fecha. Grandes corporaciones como Telefonica y hospitales en el Reino Unido se vieron obligados a cancelar o retrasar procedimientos médicos. El ataque de NotPetya, un mes después, se estima que le costó a las empresas más de $1.2 mil millones.

Los ciberataques no solo afectan a empresas y organizaciones, también han sido utilizados para socavar procesos electorales y deslegitimar a los representantes elegidos. Es evidente que las amenazas cibernéticas son reales y su impacto puede ser devastador. Sin embargo, afortunadamente, la paralización causada por estos ataques no es inevitable. Pero combatirlos es un desafío nuevo para nosotros.

Algunos gobiernos han optado por ignorar la amenaza, esperando que desaparezca por sí sola. Sin embargo, esto no sucederá. Por el contrario, la amenaza solo se fortalecerá con el tiempo. Otros gobiernos son más diligentes y han creado sus propias instituciones y mecanismos de respuesta. Sin embargo, el espectro de los ciberataques no reconoce fronteras, como quedó demostrado con el ataque de NotPetya, que inicialmente parecía dirigido principalmente a Ucrania, pero se propagó rápidamente y afectó a empresas en Estonia, a pesar de que los sistemas que causaron el ataque estaban ubicados en Francia.

La única forma de ganar esta guerra es permanecer unidos. La OTAN ha reconocido oficialmente el ciberespacio como un dominio de operaciones y ha dejado claro que un ciberataque contra cualquiera de sus aliados se considerará un acto de guerra. Sin embargo, las amenazas cibernéticas son mucho más amplias que el ámbito militar y a menudo se combaten mediante medios no militares.

El ex presidente de Estonia, Toomas Hendrik Ilves, cuyo país fue testigo de uno de los primeros ciberataques masivos en el mundo en 2007, ha propuesto la creación de una alianza mundial para combatir las amenazas cibernéticas. Esta propuesta es oportuna, pero su implementación puede llevar más tiempo del que realmente tenemos. Debemos actuar de inmediato, utilizando las estructuras existentes y, si es necesario, yendo un paso más allá.

Europa se ha convertido en un actor importante en la lucha contra las amenazas cibernéticas. La cláusula de solidaridad de la Unión Europea es válida en caso de un ciberataque, no solo en caso de amenazas convencionales. Afortunadamente, hoy en día la UE cuenta con las herramientas necesarias, solo debemos ser capaces de utilizarlas.

En septiembre, la Comisión publicó la estrategia renovada de ciberseguridad de la UE. La presidencia estonia en el Consejo actuó rápidamente y adoptó conclusiones en noviembre, seguidas de la adopción de un plan de acción concreto para implementar la estrategia de ciberseguridad de la UE en diciembre. Para poder disuadir de manera convincente las amenazas cibernéticas, la UE acordó el año pasado un marco que permitirá utilizar todas las herramientas de política exterior comunes de la UE como respuesta a los ciberataques, desde medidas diplomáticas hasta sanciones económicas. Ahora los políticos de Europa deben estar preparados para utilizarlo.

Sin embargo, la experiencia y la comprensión de las amenazas cibernéticas varían entre los diferentes estados miembros. Lo que para algunos es una realidad cotidiana, para otros parece ser una fantasía de otro mundo. No tenemos tiempo para esperar a que todos se unan, debemos actuar ahora. En la UE, esta acción puede llevarse a cabo, si es necesario, en forma de cooperación reforzada, un procedimiento que permite a un mínimo de nueve estados miembros establecer una integración o cooperación avanzada dentro de la UE.

En conclusión, Europa se enfrenta a una amenaza cibernética cada vez mayor y es fundamental que los países miembros actúen de manera conjunta y coordinada para combatirla. La creación de una alianza mundial para luchar contra las amenazas cibernéticas es una propuesta interesante, pero mientras tanto, la UE cuenta con las herramientas necesarias para responder a estos ataques. Es hora de que los políticos europeos se unan y utilicen estas herramientas para proteger a sus ciudadanos y salvaguardar la seguridad cibernética en Europa.

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