Cuando un orador sube al escenario, la audiencia no tiene idea de qué esperar. Es como una pizarra en blanco. Cualquier cosa podría suceder. En este punto, las personas están preparadas para prestar mucha atención, para evaluar cómo será la presentación y qué valor podrán obtener de ella. Desde el principio, los espectadores esperan señales que les indiquen cómo interactuar exactamente con el material que estás presentando. Por supuesto, tendrán en cuenta tu lenguaje corporal y tu forma de hablar. Es mucho más convincente seguir a un orador enérgico. Esta conexión humana, o la falta de ella, es una de las primeras cosas que los miembros de la audiencia considerarán al decidir cómo responder a tu presentación. Y luego está el material que estás presentando. Tan importante como qué es cómo. El formato de tu presentación inevitablemente afecta la participación de la audiencia, por lo que es importante elegir el mejor formato para transmitir tu mensaje desde el principio. Aquí te explicamos cómo hacerlo.
Atención: Un Recurso Valioso
Como escribe un colaborador de Inc. y orador profesional, “En el mercado ruidoso de hoy, la atención es una moneda valiosa”. Los niveles de atención de la audiencia están en su punto más alto cuando subes al escenario. A partir de ahí, solo disminuirán. Aunque esto puede parecer difícil de aceptar después de haber trabajado tanto en tu presentación, no es algo personal. Piensa en todas las distracciones con las que una persona promedio tiene que lidiar a diario. Hoy en día, las personas tienden a ser arrastradas en muchas direcciones diferentes, y esto no termina cuando alguien se sienta a ver una presentación. Por esta razón, los oradores siempre tienen que lidiar con la atracción de las distracciones, especialmente porque la mayoría de los miembros de la audiencia tienen dispositivos móviles al alcance de la mano. Elegir el mejor formato subyacente para tu presentación al menos te ayudará a maximizar la atención de la audiencia. Piénsalo de esta manera: el mensaje tiende a ser más poderoso cuando el medio lo amplifica. Por supuesto, seguirá habiendo un límite en cuanto a cuánto tiempo las personas pueden darte su atención completa. Pero ganarás algo de tiempo y aumentarás las posibilidades de que tu audiencia se involucre de manera genuina y significativa en lugar de desconectarse.
Conoce tus Opciones de Formato de Presentación
Para elegir el formato adecuado, debes entender tus opciones. Aquí hay cuatro factores a tener en cuenta al elegir un formato de presentación, según Poll Everywhere:
- Resultado deseado: ¿Qué quieres que las personas se lleven de la sesión? ¿Estás tratando de difundir conocimientos o motivar a las personas a tomar ciertas acciones?
- Duración de la presentación: ¿Cuánto tiempo anticipas que necesitarás para transmitir tu información? Hay una gran diferencia entre 20 minutos y una hora en términos de cómo deberás mantener la atención de la audiencia.
- Tu nivel de experiencia: Presentarte solo significa que debes ser un experto. Colaborar con un grupo aporta otras perspectivas y comparte el protagonismo.
- Tamaño de la audiencia: ¿Estás presentando para tu equipo de trabajo o para un auditorio completo de desconocidos? Ciertos formatos funcionan mejor para comunicarse con grupos grandes.
Después de examinar estos factores, es posible que decidas que subir al escenario solo como conferencista es la mejor manera de transmitir tus puntos. Este formato puede tener un gran impacto en un grupo grande, siempre y cuando incorpores ayudas visuales y limites tu presentación a un tiempo razonable. También puedes decidir que la mejor manera de presentar cierta información es reunir a un grupo de expertos para compartir el escenario. La versión formal de esta estrategia se conoce como una mesa redonda; la versión más informal se llama charla junto al fuego. Utilizando un moderador para guiar la discusión, tu audiencia escuchará a varios presentadores en una sola sesión, lo que les ayudará a obtener muchas perspectivas. Si estás presentando para un grupo pequeño, puedes convertirlo en una discusión colaborativa en la que los miembros de la audiencia sean participantes activos. El formato subyacente de tu presentación afectará la participación de la audiencia, así que elige cuidadosamente en función de los factores mencionados anteriormente.