En el mundo empresarial actual, es fundamental que las empresas se adapten y escalen sus aplicaciones críticas a medida que crecen. La computación en la nube proporciona la infraestructura flexible necesaria para alimentar y ejecutar aplicaciones con la agilidad necesaria para adaptarse a los cambios. Sin embargo, no existe una solución única cuando se trata de trasladar cargas de trabajo a la nube, ya sea privada, pública o una combinación de ambas. El hogar perfecto solo se puede encontrar al analizar detalladamente cada aplicación y considerar todas sus características distintivas, comportamientos y los problemas regulatorios que debe cumplir.
La buena noticia es que existen servicios en la nube como soluciones para casi todas las aplicaciones empresariales. Incluso las aplicaciones más complejas y altamente reguladas, que a menudo son el pilar de una organización y contienen décadas de conocimiento corporativo, pueden modernizarse y migrarse desde centros de datos monolíticos locales a una plataforma en la nube más ágil.
IBM i (antes conocido como AS/400), lanzado hace más de 30 años, es sinónimo de innovación y sigue siendo la base de muchas organizaciones al ofrecer una experiencia excepcional al cliente a través de un sistema integrado. Esta longevidad a menudo sugiere que estas grandes aplicaciones complejas no pueden aprovechar la economía de la nube. En algunos casos, el código RPG en hardware no compatible y un sistema operativo sin parches pueden parecer una causa perdida. Sería impráctico reescribir la aplicación en Java y migrarla a una nube pública de hiperescala, pero es posible migrar la carga de trabajo a una nube privada. Los sistemas centrales de registro pueden disfrutar de economías y comportamientos similares a los de una nube pública, al tiempo que se mantienen en IBM Power Systems y se utilizan IBM i, AIX o Linux en un modelo de pago por uso. Las aplicaciones que tienen ciertas restricciones regulatorias o de seguridad pueden ejecutarse en las instalaciones y coexistir con cargas de trabajo en la nube privada y pública. La transformación digital continuará ejecutándose en una combinación de nubes locales, privadas y públicas.
Contrariamente a las opiniones comunes, la migración no es el primer paso en el viaje de una aplicación a la nube. La migración real es el tercer o cuarto paso en el viaje; primero se deben tener en cuenta algunas consideraciones importantes. Es fundamental documentar un inventario de todas las aplicaciones junto con sus necesidades de seguridad, gestión de datos, flexibilidad, capacidad y rendimiento. Con estas condiciones en mente, se pueden evaluar las plataformas en la nube. Las políticas de seguridad y gobernanza deben ser integrales en la planificación de la nube y no abordarse como una idea posterior. Por ejemplo, ¿cómo abordará la empresa la protección y gestión de datos? ¿Cómo garantizará las copias de seguridad una vez en la nube y los diversos problemas de cumplimiento que esto conlleva? Se debe realizar mucho trabajo previo en torno a una estrategia para garantizar que cada sistema cumpla con los requisitos de cumplimiento, seguridad y optimización necesarios para respaldar la aplicación que la empresa necesita. También es importante analizar cualquier problema de licencias de software relacionado con la aplicación, asegurándose de que las licencias se puedan trasladar a la nube para evitar pagar dos veces.
En resumen, la migración de aplicaciones complejas a la nube es posible y puede brindar beneficios significativos a las empresas. Sin embargo, es importante tener en cuenta todas las consideraciones y realizar una planificación adecuada antes de embarcarse en este viaje. La nube ofrece una infraestructura flexible y ágil, pero cada aplicación tiene sus propias características y requisitos que deben tenerse en cuenta. Al comprender y abordar estos aspectos, las empresas pueden aprovechar al máximo las ventajas de la nube y garantizar el éxito de su transformación digital.
Fuente del artículo: TechRadar
