El verdadero significado de la inteligencia artificial

En la actualidad se habla mucho sobre la inteligencia artificial y el impacto que tendrá en el futuro. Sin embargo, el término se utiliza tanto que está cayendo en la trampa del síndrome del Kleenex: la etiqueta se usa tanto que su significado se diluye y se aplica a cosas que en realidad no son inteligencia artificial. ¿Qué es realmente la inteligencia artificial y qué no lo es? ¿Incluso existe realmente?

La inteligencia artificial se definió por primera vez en la década de 1950 como cualquier tarea realizada por una máquina que requeriría que un humano utilizara inteligencia para llevar a cabo la misma tarea. En pocas palabras, la inteligencia artificial actúa en una situación de la misma manera que lo haría un humano. Si un humano entendería una conversación y daría una respuesta, la inteligencia artificial también lo haría. Si un humano pudiera analizar información y hacer planes futuros, la inteligencia artificial también lo haría.

La inteligencia artificial se basa en algoritmos. Utiliza la potencia informática para resolver problemas específicos de manera más rápida y a menudo más precisa que los humanos. Gran parte de la inteligencia artificial se basa en estadísticas y en encontrar tendencias y patrones en los datos. La inteligencia artificial puede hacer una variedad de cosas que un humano tendría que utilizar su inteligencia para hacer, como analizar, planificar, resolver problemas, aprender y adaptarse. Según Alan Trefler, fundador de Pegasystems, cualquier cosa que haga que un sistema sea inteligente se considera inteligencia artificial.

El aprendizaje automático, que es otra parte de la inteligencia artificial, toma información y aprende y se adapta a medida que recopila nuevos datos.

Sin embargo, la inteligencia artificial tal como la conocemos hoy en día no es realmente inteligente por sí misma. La inteligencia se considera a menudo la capacidad de adaptarse a circunstancias desconocidas. Si aplicamos esa definición a la inteligencia artificial, se reduce en gran medida lo que se puede considerar como tal. La mayoría de la inteligencia artificial no puede pensar por sí misma, pero se puede programar para aprender y adaptarse. Esto se considera inteligencia artificial estrecha.

Una máquina puede utilizar el reconocimiento facial impulsado por inteligencia artificial para clasificar fotos. A medida que el programa ve más fotos, se programa para ampliar su conocimiento sobre lo que puede clasificar. Puede comenzar a diferenciar entre 10 rostros, pero a medida que ve más rostros, se programa para aprenderlos. Pronto, el programa puede diferenciar entre 25 rostros. La máquina no está pensando por sí misma y aprendiendo esos nuevos rostros; simplemente se ha programado para hacerlo.

En resumen, la inteligencia artificial es una herramienta poderosa que puede realizar tareas que normalmente requerirían la inteligencia humana. Sin embargo, no debemos confundir la inteligencia artificial con la verdadera inteligencia y capacidad de adaptación humana. Aunque la inteligencia artificial puede aprender y adaptarse, sigue siendo una creación programada por humanos.

Fuente del artículo: Forbes

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