Hace veinte años, Microsoft parecía imbatible. En 1998, era el ejemplo perfecto del floreciente sector tecnológico estadounidense, respetado y temido por su dominio en el mercado de software para PC a través de su sistema operativo Windows. En un momento simbólico de ese año, desbancó al icónico gigante industrial General Electric para convertirse en la empresa más valiosa del mundo. Sin embargo, llegó la reacción en su contra.
En mayo de ese mismo año, debido a preocupaciones crecientes sobre su dominio y prácticas comerciales, el Departamento de Justicia de Estados Unidos demandó a este gigante creador de Windows por comportamiento anticompetitivo. Querían desmantelar la compañía. “Hubo un período en el que la fortaleza que teníamos en la industria le dio a algunas personas la reputación de que éramos más fuertes de lo que deberíamos haber sido”, me dijo Kurt DelBene, jefe de estrategia y operaciones corporativas de Microsoft y veterano de la compañía durante 20 años, en las oficinas centrales de la empresa esta semana. “Aprendimos mucho de eso”. El caso (que finalmente se resolvió con la obligación de separar el navegador Internet Explorer de Windows) marcó el comienzo del fin del reinado de Microsoft como la empresa tecnológica más importante del mundo.
Ahora, dos décadas después, se está gestando una reacción potencialmente aún más significativa contra los gigantes de la industria tecnológica. Pero esta vez, la compañía detrás de Windows, Excel y Word no está en el punto de mira. En parte, esto se debe a la estrategia implementada por su actual líder. Han pasado cuatro años desde que Satya Nadella, un apasionado del cricket de origen indio y de carácter tranquilo, asumió el cargo de CEO de Microsoft. Reemplazó al bombástico Steve Ballmer, quien estaba obsesionado con incursiones costosas en cualquier tendencia de la industria tecnológica que surgiera, como el negocio de publicidad en buscadores, reproductores de MP3 y teléfonos inteligentes, con resultados en su mayoría desastrosos. “No teníamos suficiente enfoque”, relata DelBene, quien, entre otras cosas, supervisa las actividades de fusiones y adquisiciones de la compañía. Bajo el liderazgo de Nadella, Microsoft ha afilado su enfoque en sus fortalezas clave: vender software de productividad que las personas utilizan en el trabajo y ofrecer servicios de “computación en la nube” a grandes empresas. Puede sonar aburrido, pero es un buen lugar para estar en este momento.
El sector tecnológico es posiblemente aún más poderoso ahora que a principios del milenio. Sin embargo, en la cobertura frenética de las acciones tecnológicas en alza o las tecnologías impresionantes que han dominado la cobertura empresarial en los últimos años, Microsoft ha sido generalmente excluida.
El enfoque de Microsoft en la venta de software de productividad y servicios de computación en la nube ha demostrado ser acertado. La demanda de estas soluciones ha aumentado significativamente en los últimos años, ya que las empresas buscan mejorar su eficiencia y adaptarse a un entorno empresarial cada vez más digital. Microsoft ha sabido capitalizar esta tendencia y ha logrado un crecimiento constante en sus ingresos y ganancias.
Además, la compañía ha demostrado ser un líder en la adopción de tecnologías emergentes como la inteligencia artificial y el aprendizaje automático. Estas tecnologías están transformando la forma en que las empresas operan y ofrecen oportunidades emocionantes para el crecimiento y la innovación. Microsoft ha invertido en la investigación y el desarrollo de estas áreas y ha lanzado productos y servicios que aprovechan al máximo estas tecnologías.
En resumen, Microsoft ha experimentado un renacimiento en los últimos años. Bajo el liderazgo de Satya Nadella, la compañía ha encontrado su rumbo y ha vuelto a ser una fuerza importante en la industria tecnológica. Su enfoque en la venta de software de productividad y servicios de computación en la nube ha sido acertado, y su adopción de tecnologías emergentes ha demostrado ser visionaria. Microsoft ha demostrado que, a pesar de los desafíos y la competencia feroz en la industria tecnológica, es posible reinventarse y volver a ser relevante.
Si bien es cierto que Microsoft ya no es el gigante indiscutible que era hace dos décadas, su resurgimiento es un recordatorio de que en el mundo de la tecnología, nada está escrito en piedra y que las empresas pueden adaptarse y prosperar incluso en un entorno altamente competitivo.