El racismo es un tema que sigue siendo relevante en nuestra sociedad, a pesar de los avances en la mentalidad y la apertura de mente que hemos experimentado en las últimas décadas. Un reciente informe del gobierno británico revela que el racismo puede ser endémico, incluso en ausencia de personas racistas. Este informe, que recopila datos sobre la experiencia de las minorías étnicas en 130 áreas de servicios públicos, plantea una pregunta desconcertante: ¿por qué la raza y la etnia siguen siendo indicadores tan poderosos del lugar que ocupa una persona en la sociedad?
No hace falta ser un especialista en relaciones raciales para darse cuenta de que es más probable que tu médico sea de origen sikh que somalí. La mayoría de nosotros podemos observar que las personas de ciertos orígenes, como los asiáticos del sur o los chinos, tienen más probabilidades de ocupar puestos de alto nivel en grandes empresas que otras, como los afrocaribeños o los musulmanes pakistaníes. Sir John Parker, en una revisión publicada esta semana, señaló la escasez de líderes no blancos en las principales empresas británicas, confirmando lo que la mayoría de los líderes empresariales ya saben: hay muchos candidatos disponibles, pero los rostros negros y morenos aún no se ven en las salas de juntas, excepto quizás cuando vienen a limpiar.
Los británicos blancos siguen siendo cautelosos a la hora de hacer tales observaciones, por miedo a ser considerados personalmente responsables de las desigualdades raciales. Las personas de color se mantienen en silencio porque no quieren parecer quejicas. Sin embargo, este informe podría ser la mejor oportunidad en años para romper el silencio. Los ministros han anticipado las críticas de que están avivando el resentimiento de las minorías al publicar una gran cantidad de datos, algunos de los cuales demuestran que los blancos también pueden estar en desventaja. Por ejemplo, los chicos blancos tienen muchas menos probabilidades de ingresar a una buena universidad que las proverbialmente hijab-wearing chicas de origen bangladesí. Al reconocer que algunas diferencias pueden resultar intratables, la recomendación de la Primera Ministra May de que las disparidades deben ser explicadas o eliminadas podría fomentar un debate más abierto.
Algunos críticos sugieren que este informe socavará la confianza de las minorías en los servicios públicos. Sin embargo, esto subestima el sentido común de la mayoría de las personas de color. No vivimos para quejarnos del racismo. Por el contrario, lo tenemos en cuenta en nuestra vida diaria, pasando por alto las descortesías. Pero la paciencia no debe confundirse con la conformidad. Los datos demuestran que las personas de color tienen razón al tener expectativas bajas sobre su trato en el sistema de salud, la policía o los tribunales. Su resentimiento no debería sorprendernos.
En conclusión, el racismo sigue siendo un problema endémico en nuestra sociedad. Este informe del gobierno británico nos desafía a reflexionar sobre por qué la raza y la etnia siguen siendo indicadores tan poderosos del lugar que ocupa una persona en la sociedad. Es hora de tener un debate abierto y sincero sobre este tema, reconociendo las diferencias y trabajando para eliminar las desigualdades raciales en todos los ámbitos de la vida.