A lo largo de la historia, la introducción de tecnologías innovadoras siempre ha estado acompañada de escepticismo y alarmismo; la Inteligencia Artificial (IA) no es una excepción. Entre las muchas voces que se oponen a la IA y la califican como “un riesgo fundamental para la civilización humana” se encuentran personas altamente respetadas como Elon Musk, fundador de Tesla y reconocido tecnólogo, y Stephen Hawking, uno de los principales científicos del mundo. Otras voces están pintando rápidamente una imagen de una película de terror de ciencia ficción: máquinas que nos quitan nuestros empleos; autos sin conductor que pierden el control y se desvían de la carretera; y robots impulsados por IA liderando una revolución.
El año pasado, la IA indudablemente se convirtió en el tema candente en tecnología. Industrias de todo el mundo han estado considerando cómo pueden utilizar la IA para mejorar la eficiencia y la productividad, desde la planificación de ciudades hasta el comercio algorítmico. A pesar de estos esfuerzos positivos, las conversaciones sobre la IA han estado dominadas por la negatividad. En consecuencia, los beneficios que la IA podría aportar a nuestras vidas no han sido completamente apreciados. Implementada de manera proactiva y responsable, la IA podría revolucionar de manera muy factible nuestra vida cotidiana para mejor.
Este año, debemos aprovechar el impulso y la atención pública para centrar el debate en el inmenso potencial de la IA para contribuir a la economía mundial, y considerar lo que se debe hacer para que se desarrolle en los próximos años. Según un informe de PwC, para 2030 la IA contribuirá con aproximadamente $15.7 billones a la economía mundial. Como cofundador de una startup de salud tecnológica, creo que la IA puede beneficiar a nuestra sociedad y mejorar la atención médica para todos, al proporcionar información y apoyo tanto a los pacientes como a los médicos.
La realidad es mucho más alcanzable y positiva que la noción lejana de médicos robóticos. Al combinar una gran cantidad de conocimientos médicos con el aprendizaje automático, es posible potenciar la toma de decisiones informadas y mejorar el acceso a una atención médica de alta calidad. Por ejemplo, la IA puede mejorar la atención médica ayudando a los profesionales a brindar un servicio más personalizado. Si bien los humanos siguen controlando el proceso de toma de decisiones tan importante, las máquinas se encargarán de analizar grandes cantidades de datos para identificar rápidamente patrones de síntomas y permitir una intervención médica temprana.
Dentro de los sistemas de atención médica, incluido el NHS, la presión constante sobre los médicos de cabecera y los tiempos de espera prolongados pueden aliviarse mediante la IA, que puede encargarse de tareas repetitivas y que consumen mucho tiempo, liberando así a los médicos para que se centren en la atención y prevención de los pacientes. En áreas menos desarrolladas del mundo, la IA también puede ayudar a abordar la escasez de atención médica, brindando a las personas en áreas rurales y pobres la misma calidad de atención que a alguien en ciudades y países ricos en recursos.
En resumen, la IA tiene un potencial inmenso para mejorar la sociedad en muchos aspectos, incluida la atención médica. Es importante que dejemos de lado el miedo y el escepticismo y nos enfoquemos en cómo podemos aprovechar al máximo esta tecnología para el beneficio de todos. Si se implementa de manera responsable y ética, la IA puede ser una herramienta poderosa para mejorar nuestras vidas y construir un futuro mejor.
Fuente del artículo: HuffPost