El Poder del Cerebro: La Impresión 3D como una Nueva Herramienta para Pensar

La impresión 3D ha revolucionado la forma en que pensamos y resolvemos problemas en diversos campos, desde la medicina hasta la astronomía. Un ejemplo fascinante de su aplicación es el caso del Dr. Ed Smith, un neurocirujano pediátrico en el Hospital Infantil de Boston. Smith se enfrenta a cirugías complicadas, en las que debe extirpar tumores y vasos sanguíneos que han crecido en formas enredadas y retorcidas. Para prepararse para estas intervenciones, Smith utiliza una herramienta inusual: una impresora 3D.

Antes de la cirugía, los técnicos del hospital utilizan imágenes estándar para imprimir una copia de alta resolución del cerebro del niño, incluyendo el tumor. Smith examina detenidamente esta réplica durante horas, desarrollando así una comprensión táctil y detallada del desafío al que se enfrentará. Durante la operación, mantiene el cerebro impreso a su lado como referencia. Esta herramienta de visualización es tan poderosa que ha logrado reducir la duración de sus cirugías en un promedio del 12 por ciento.

Este ejemplo nos lleva a reflexionar sobre el potencial de las impresoras 3D como herramientas de pensamiento. A menudo, se nos presenta a estas impresoras como pequeñas fábricas artesanales, útiles para producir productos únicos y objetos de nicho. Sin embargo, ¿y si fueran igualmente útiles, o incluso más, como herramientas de pensamiento?

Al igual que las impresoras de inyección de tinta, las impresoras 3D tienen un impacto intelectual significativo. No las consideramos como reemplazos de las prensas industriales, sino como ayudas cognitivas. Imprimimos documentos para poder organizarlos en nuestros escritorios, reflexionar sobre ellos y mostrarlos a otras personas. Esto es exactamente lo que hace el Dr. Smith con su impresora 3D. No imprime el cerebro para tener un producto físico, sino como un documento que le permite comprender los datos y resolver problemas.

Los médicos han utilizado durante mucho tiempo imágenes de resonancia magnética y tomografías computarizadas para ayudar a visualizar tumores. Sin embargo, cuando la visualización es física, tiene un impacto táctil que las pantallas no pueden proporcionar. Se pueden descubrir cosas nuevas. Por eso, los arquitectos construyen maquetas a escala de sus edificios: solo al observar la estructura desde diferentes ángulos se puede comprender realmente lo que está sucediendo. “Se pueden apreciar relaciones espaciales y profundidad de campo que no son posibles en una pantalla”, afirma el Dr. Smith.

La impresión 3D no solo funciona para el cerebro. Los astrónomos de la NASA, por ejemplo, imprimieron un modelo de un sistema binario de estrellas para ayudarles a visualizar sus complejos vientos solares y descubrieron cosas que no habían apreciado completamente. Además, las impresiones 3D son excelentes para la accesibilidad, ya que brindan a las personas ciegas una nueva forma de comprender la astronomía. También se pueden utilizar para enseñar matemáticas, como en el caso de un padre en San Diego que imprimió fracciones para que su hija ciega pudiera aprenderlas.

Para aprovechar al máximo el potencial de las impresoras 3D, es necesario que la tecnología mejore. Si vamos a utilizar “documentos” físicos de la misma manera que utilizamos los documentos en papel, necesitaremos que los materiales de impresión sean reciclables e incluso biodegradables. ¡Imagínense el equivalente en impresión 3D de una nota adhesiva! Además, nuestra cultura intelectual debe evolucionar. En la actualidad, no valoramos ni enseñamos suficientemente el razonamiento espacial; la “alfabetización” generalmente se limita a la escritura y la lectura, pero no tiene por qué ser así. Podemos imaginar todo tipo de usos curiosos y fascinantes para los datos en 3D. Los tribunales podrían imprimir pruebas forenses que los jurados podrían manipular. Se podría representar un informe de ventas no como un gráfico, sino como una escultura manipulable. Las impresoras 3D no son solo fábricas de productos, sino fábricas de pensamiento.

En conclusión, la impresión 3D ha demostrado ser una herramienta poderosa para el pensamiento en diversos campos. Desde la medicina hasta la astronomía, su capacidad para crear réplicas físicas de objetos y datos ha permitido a los profesionales desarrollar una comprensión más profunda y táctil de los desafíos a los que se enfrentan. A medida que la tecnología mejore y nuestra cultura intelectual evolucione, las impresoras 3D podrían convertirse en una herramienta indispensable en la resolución de problemas y la generación de ideas.

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