El big data ha revolucionado la forma en que las empresas operan y toman decisiones. Durante las últimas dos décadas, he sido testigo de los cambios rápidos en la disponibilidad y proliferación de datos para los clientes en la industria del marketing y la publicidad. Al igual que presencié la burbuja de internet a finales de los años 90 y principios de los 2000, esta explosión del big data ha sido igual de impactante.
Hoy en día, las empresas son mucho menos reacias a sumergirse en el mundo del big data que en el pasado con internet. Sin embargo, el desafío actual es: “¿Por dónde empiezo?”. La disponibilidad de datos y, lo que es más importante, saber cómo operacionalizarlos, ha contribuido a la transformación de muchos aspectos diferentes de las operaciones empresariales. Sin embargo, a medida que crece la disponibilidad de datos, también aumenta el desafío de extraer información valiosa.
El big data no tiene que ser exclusivo de las grandes empresas. Tampoco tiene que ser una iniciativa de seis cifras o más. Las empresas pequeñas y medianas reconocen que tienen los datos necesarios para tomar decisiones más inteligentes. Saben dónde se encuentran esos datos dentro de su organización. Y es probable que puedan acceder a algunos o la mayoría de ellos a través de descargas e informes de Excel, pero luego suelen tener que unirlos en una especie de hoja de cálculo gigante para obtener las respuestas que necesitan. Sin duda, no es lo ideal. Tampoco es algo que se pueda operacionalizar en toda la organización.
Entonces, volvemos a la pregunta inicial: “¿Por dónde empiezo?”. Contratar a un socio para que le ayude a automatizar la adquisición/integración de datos y, en última instancia, su análisis o visualización es una pregunta que nos hacen con frecuencia. Y para ofrecer los resultados adecuados a un cliente, debemos trabajar juntos como equipo para identificar y priorizar lo que se debe obtener y entregar. Tenemos un proceso diligente que ayuda a llegar a un acuerdo sobre los datos que se deben obtener y cómo y cuándo se deben entregar. Este es el paso más importante en el proceso, porque sin él, los clientes siguen agregando elementos al proyecto porque se emocionan con lo que se puede hacer. A menudo, quieren agregar datos que pueden o no utilizar. En nuestro mundo, esto se llama “crecimiento del alcance” y puede ser un obstáculo para el proyecto.
Establecer pasos o fases de desarrollo acordados mutuamente es crucial para la implementación exitosa de cualquier proyecto, ¡incluso los pequeños! A veces, los proyectos más simples son mucho más complejos de lo que la mayoría se imagina. Por ejemplo, simplemente recuperar los “ingresos” suena sencillo. Pero si se está recuperando a través de una API (interfaz de programación de aplicaciones) con datos en formato XML (lenguaje de marcado extensible), hay muchas cosas que deben transformarse en los datos. Por ejemplo, aún es necesario identificar claves únicas, desanidar partes de ese flujo de datos, eliminar el impuesto de ventas y posiblemente unirlo a otras fuentes de datos, solo para obtener la métrica clave de “ingresos”. Nos gusta recorrer algunos de estos procesos con nuestros clientes para ayudarles a comprender sus propios datos. Después de todo, son sus datos, ¡así que mire y vea qué hay en ellos! Esto a menudo genera ideas brillantes a medida que aprenden qué está disponible y cómo se puede manipular o analizar.
El big data es una herramienta poderosa que puede beneficiar a empresas de todos los tamaños. No importa si eres una pequeña empresa o una gran corporación, los datos están ahí y pueden ayudarte a tomar decisiones más informadas y estratégicas. Solo necesitas saber cómo aprovecharlos y contar con las herramientas adecuadas para analizarlos.
En resumen, el big data no es solo para las grandes empresas. Las pequeñas y medianas empresas también pueden aprovechar su potencial. La clave está en saber por dónde empezar y contar con el apoyo de socios especializados que te ayuden a aprovechar al máximo tus datos. ¡No subestimes el poder del big data!