En la creación de Facebook, Mark Zuckerberg popularizó el lema: “Moverse rápido y romper cosas”. Y no pasó mucho tiempo antes de que esta mentalidad fuera adoptada por muchas otras empresas de Silicon Valley. De alguna manera, este mantra liberador para los desarrolladores de productos. El dicho reconocía la inevitabilidad de cometer errores al crear nuevos productos y, en lugar de castigar a las personas por ellos, alentaba a aprender de ellos y seguir adelante. Desafortunadamente, también fomentó una mentalidad potencialmente imprudente.

“Moverse rápido y romper cosas” funciona cuando se trata de crear una aplicación insignificante como Farmville, pero es catastrófico cuando se trata de producir una turbina de avión o de lanzar un dispositivo conectado a Internet sin asegurarlo primero. Según Gartner, aproximadamente 5.5 millones de nuevos dispositivos de IoT se conectan cada día en 2016, un aumento del 30% con respecto a 2015, lo que eleva el total mundial a 6.4 mil millones de cosas conectadas para ese año. Si las tasas de crecimiento actuales se mantienen, se espera que el número de dispositivos conectados alcance los 20.8 mil millones para 2020. Eso es casi tres dispositivos por cada persona en la Tierra.

Ahora estamos viendo las consecuencias de este crecimiento en los dispositivos de IoT y su mentalidad de lanzamiento rápido en la ola de ciberataques que ocurrieron en Estados Unidos el 21 de octubre. Estos enormes ataques a los proveedores de infraestructura web Dyn y Amazon Web Services, que temporalmente dejaron fuera de servicio a gigantes de Internet como Twitter, PayPal y Netflix, fueron posibles gracias a millones de nuevos dispositivos conectados a Internet (llamados “Internet de las cosas” o IoT) como cámaras, monitores de bebés, juguetes para niños y enrutadores domésticos, asegurados con contraseñas increíblemente obvias o, peor aún, reutilizando la contraseña predeterminada del dispositivo. A pesar de las continuas advertencias sobre la importancia de fortalecer las contraseñas en todos los dispositivos, las personas continúan ignorando estas advertencias, como se demostró en este reciente hackeo.

Es preocupante ver cómo la mentalidad de “moverse rápido y romper cosas” puede tener consecuencias graves en el mundo de la tecnología. Si bien es importante innovar y avanzar rápidamente, también es fundamental tener en cuenta la seguridad y la protección de los usuarios. Los fabricantes de dispositivos de IoT deben tomar medidas para garantizar que sus productos estén debidamente asegurados antes de lanzarlos al mercado. Del mismo modo, los usuarios deben ser conscientes de la importancia de utilizar contraseñas seguras y únicas en todos sus dispositivos.

En resumen, “moverse rápido y romper cosas” puede ser un enfoque arriesgado cuando se trata de tecnología. Es necesario encontrar un equilibrio entre la innovación y la seguridad, para evitar consecuencias desastrosas como los ciberataques que hemos presenciado recientemente. La tecnología avanza a un ritmo acelerado, pero no debemos olvidar la importancia de proteger nuestra información y nuestra privacidad en este mundo cada vez más conectado.