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El papel de la inteligencia artificial en la crisis del COVID-19

La crisis del COVID-19 ha puesto de manifiesto la importancia de la inteligencia artificial (IA) para abordar los desafíos planteados por la pandemia. Sin embargo, no es la tecnología en sí misma la que marcará la diferencia, sino el conocimiento y la creatividad de las personas que la utilizan.

La IA, en su forma actual de aprendizaje automático, funciona identificando patrones en datos históricos de entrenamiento. Cuando se utiliza de manera inteligente, la IA tiene el potencial de superar a los humanos no solo en velocidad, sino también en la detección de patrones en esos datos de entrenamiento que los humanos han pasado por alto.

Sin embargo, los sistemas de IA necesitan una gran cantidad de datos, con ejemplos relevantes en esos datos, para encontrar estos patrones. Además, el aprendizaje automático asume implícitamente que las condiciones actuales son las mismas que las representadas en los datos de entrenamiento. En otras palabras, los sistemas de IA asumen implícitamente que lo que ha funcionado en el pasado seguirá funcionando en el futuro.

¿Qué tiene esto que ver con la crisis actual? Nos enfrentamos a tiempos sin precedentes. Nuestra situación es radicalmente diferente a la de hace apenas unas semanas. Algunas de las cosas que necesitamos probar hoy nunca se han intentado antes. Del mismo modo, lo que ha funcionado en el pasado es posible que no funcione hoy en día.

Los humanos no somos tan diferentes de la IA en estas limitaciones, lo que explica en parte por qué nuestra situación actual es tan desafiante. Sin ejemplos anteriores en los que basarnos, no podemos saber con certeza cuál es el mejor curso de acción. Nuestras suposiciones tradicionales sobre causa y efecto pueden dejar de ser válidas.

Sin embargo, los humanos tenemos una ventaja sobre la IA. Somos capaces de aprender lecciones de un contexto y aplicarlas a situaciones novedosas, basándonos en nuestro conocimiento abstracto para hacer conjeturas sobre lo que podría funcionar o lo que podría suceder. En cambio, los sistemas de IA tienen que aprender desde cero cada vez que el entorno o la tarea cambian aunque sea ligeramente.

En conclusión, la IA puede ser una herramienta valiosa en la lucha contra el COVID-19, pero depende de cómo la utilicemos. La creatividad y el conocimiento humano son fundamentales para aprovechar al máximo el potencial de la IA. Aunque la tecnología puede ayudarnos a identificar patrones y diagnosticar la enfermedad, debemos recordar que somos nosotros, los seres humanos, quienes tomamos las decisiones y aplicamos las soluciones. La IA es una herramienta, pero no puede reemplazar el juicio y la experiencia humanos.

Fuente del artículo: We Forum

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