El Internet de las cosas (IoT) es un concepto que no es nuevo, pero mientras nuestros teléfonos y televisores se han vuelto más inteligentes en los últimos años, nuestros hogares no han cambiado tanto. En la India, cada vez hay más startups de IoT, como CarIQ, que fabrica accesorios para automóviles conectados, y Cube26, que fabrica bombillas inteligentes. Pero, ¿realmente el uso de estos dispositivos mejora nuestra vida o simplemente es un truco poder controlar las luces con nuestro teléfono inteligente?
Los dispositivos inteligentes no se tratan solo de conveniencia: el IoT puede ayudar tanto a nuestro bolsillo como al medio ambiente. Es genial poder encender y apagar las luces o los ventiladores con nuestro teléfono inteligente, pero lo realmente interesante son los ahorros que esto puede generar. Cada pequeña mejora contribuye a un bienestar a largo plazo para el medio ambiente. Si podemos reducir nuestra huella de carbono sin ningún esfuerzo real y ahorrar dinero al mismo tiempo, ¿por qué no hacerlo?
La pregunta es: ¿cuánto impacto tiene realmente cambiar a dispositivos inteligentes? Para la mayoría de las personas, esta es una pregunta difícil de responder. Sin embargo, pudimos descubrirlo con un proyecto de bricolaje muy sencillo. En el mercado existen numerosas placas programables que se pueden utilizar para configurar un experimento simple. Así es como funcionó el experimento para nosotros y los resultados fueron muy claros.
Utilizamos un Arduino Uno, que se puede conseguir por menos de Rs. 500, y lo programamos para controlar dos cosas: un tubo de luz que consume 40W por hora y un enfriador de aire que consume 170W por hora. El Arduino se programó para contar el número de horas que se utilizó cada dispositivo en la semana 1 y la semana 3, y controlar los dispositivos de manera “inteligente” en la semana 2 y la semana 4: el tubo de luz se apagaría si no había actividad en la habitación, mientras que el enfriador de aire se apagaría si la temperatura de la habitación bajaba de un nivel especificado.
Los resultados fueron sorprendentes. Durante las semanas en las que utilizamos los dispositivos de manera inteligente, pudimos reducir significativamente el consumo de energía. En comparación con las semanas en las que los dispositivos se utilizaron de manera convencional, logramos ahorrar una cantidad considerable de electricidad. Además, al reducir nuestro consumo de energía, también estamos contribuyendo a la protección del medio ambiente.
En conclusión, los dispositivos inteligentes no son solo un truco o una moda pasajera. Tienen un impacto real en nuestro ahorro de energía y en la reducción de nuestra huella de carbono. Si todos nos sumamos a esta tendencia, podemos lograr un cambio significativo en la forma en que utilizamos la energía en nuestros hogares. Así que la próxima vez que consideres comprar un dispositivo inteligente, recuerda que no solo estarás obteniendo comodidad, sino que también estarás contribuyendo al cuidado del medio ambiente.