La industria de seguros está experimentando cambios significativos debido al avance de la tecnología y el uso de grandes volúmenes de datos. Estas nuevas herramientas permiten a las aseguradoras evaluar mejor los riesgos a los que están expuestas y interactuar de nuevas formas con sus clientes. Además, están atrayendo a nuevos participantes al mercado, como las startups de “Insurtech” y las empresas de tecnología establecidas. Pero, ¿cuáles son las tecnologías más prometedoras y cómo cambiarán la industria? ¿Podrán las aseguradoras establecidas mantener su dominio en el mercado? ¿Y cómo reaccionarán los consumidores y las aseguradoras ante las posibles nuevas dinámicas del mercado?
La generación selfie
Una de las tecnologías más llamativas que ha surgido es la desarrollada por Lapetus, una startup con sede en Estados Unidos. Su proceso de suscripción CHRONOS consiste en que el potencial cliente suba una selfie de sí mismo, junto con algunos datos personales básicos como edad, sexo y nivel de actividad física. A partir de la selfie, Lapetus utiliza técnicas de aprendizaje automático para validar el índice de masa corporal, el género, la evidencia de fumar y una edad estimada reportados por el cliente. Luego combina esta información con la obtenida de la selfie para producir una cotización de seguro de vida basada en el nivel de cobertura deseado. Todo este proceso se promociona como “de prospecto a titular de póliza en menos de 10 minutos” y afirma reducir drásticamente el tiempo de suscripción.
Cajas negras y dispositivos de seguimiento de actividad física
Otro uso ampliamente conocido de la tecnología en la industria de seguros es cuando se venden cajas negras como parte del seguro de automóviles. Según Ptolemus Consulting Group, para el año 2020, casi 100 millones de vehículos en todo el mundo estarán asegurados mediante este tipo de pólizas. Los ahorros disponibles para los consumidores pueden ser significativos. Progressive, una aseguradora estadounidense, ofrece descuentos de hasta el 30% sobre la prima base genérica según el estilo de conducción y el uso del vehículo. Estas pólizas basadas en cajas negras están ganando popularidad en el Reino Unido, con datos de la Asociación Británica de Corredores de Seguros que muestran 750,000 pólizas activas a principios de 2016, un aumento de casi el 25% con respecto a 2015.
Otra área en la que la tecnología se está utilizando cada vez más con fines de seguros es en el sector de la salud. Vitality, una aseguradora de salud y vida con sede en el Reino Unido, ofrece “puntos de Vitality” a los consumidores que están dispuestos a realizar un seguimiento y compartir sus actividades diarias, como caminar, correr, andar en bicicleta, nadar o ir al gimnasio. Esto se puede hacer de varias formas, incluyendo dispositivos de seguimiento de actividad física y chequeos de salud. Los puntos se pueden canjear por una variedad de recompensas, como entradas de cine y descuentos en productos de fitness.
¿Poniendo en peligro el sistema de reparto de riesgos?
Uno de los problemas clave con el uso de la tecnología para evaluar y fijar precios de riesgo es si socavará el sistema de reparto de riesgos que ha sido la base de todos los seguros modernos. El aprovechamiento de datos y nuevas técnicas analíticas puede generar modelos de riesgo mucho más precisos y un grado mucho mayor de personalización en las cotizaciones de seguros, pero ¿qué problemas potenciales podría conllevar esto? Un problema es que aquellos considerados de alto riesgo podrían verse efectivamente imposibilitados de obtener un seguro a un precio asequible. Mientras que anteriormente estas personas habrían sido subsidiadas por individuos de menor riesgo dentro del mismo grupo de riesgo, eso podría dejar de ser el caso en un futuro de cotizaciones de seguros más personalizadas. Un ejemplo de esto podría ser alguien identificado como portador de un trastorno genético, donde no se podrían haber tomado medidas preventivas, y se le daría una cotización de seguro de vida elevada para reflejar la incertidumbre en torno al tratamiento y los factores de riesgo. Esto también podría tener consecuencias especialmente adversas para aquellos consumidores que están legalmente obligados a comprar seguros, como los automóviles en el Reino Unido. Por otro lado, si las personas tienen acceso a sus propios datos, podrían predecir con precisión si tienen un bajo riesgo y llegar a la conclusión de que ya no necesitan cobertura en absoluto. Esto podría reducir la rentabilidad de las aseguradoras y socavar aún más el sistema de reparto de riesgos, lo que aumentaría las primas para los consumidores de mayor riesgo que permanecieran en el sistema.
Asuntos del consumidor
Otra preocupación es que los nuevos datos permitirán a las aseguradoras discriminar en el precio de otras formas que podrían considerarse injustas. Como detalla Cathy O’Neil en su libro de 2016 “Weapons of Math Destruction”, las aseguradoras podrían ofrecer mejores precios a aquellos consumidores que se han evaluado como más propensos a comparar precios (y que generalmente tienden a ser más ricos y mejor informados). O’Neil escribe que el resultado podría ser que “los conductores pobres que menos pueden permitirse primas exorbitantes sean exprimidos hasta el último centavo que tienen”. Otro problema es cómo reaccionarán los clientes ante estas nuevas tecnologías y cómo se abordarán las preocupaciones de privacidad y seguridad de datos. Actualmente, los sensores telemáticos se comercializan generalmente como “ahorros para conductores más seguros”, lo cual suele ser bien recibido por los consumidores. Los datos recopilados de estos sensores se utilizan típicamente de manera que las primas solo puedan reducirse desde un nivel base, pero ¿cómo reaccionarán los consumidores si esto no siempre es el caso? Las personas podrían sentirse diferentes cuando se les presente una caja negra que podría aumentar sus primas. En el futuro, aquellos consumidores que elijan no instalar cajas negras podrían tener que pagar primas mucho más altas como resultado, lo que podría suponer un costo real para la privacidad en este contexto. Mucho depende de cómo reaccione la regulación ante estos nuevos avances. Por ejemplo, podría haber un requisito de proporcionar algún nivel de cobertura a todas las personas, a pesar de los riesgos. Un área particularmente controvertida es el uso de datos genéticos, que podrían ser utilizados por los consumidores y las aseguradoras a medida que se vuelvan más baratos y estén más disponibles. Las personas con los “genes equivocados” podrían encontrarse sujetas a primas más altas debido a factores sobre los cuales no tienen control y no pueden cambiar nunca.
En resumen, la tecnología y los datos están transformando la industria de seguros. Si bien ofrecen oportunidades emocionantes para mejorar la evaluación de riesgos y la interacción con los clientes, también plantean desafíos significativos en términos de equidad, privacidad y seguridad de datos. Es fundamental que los reguladores y las aseguradoras aborden estos problemas de manera responsable para garantizar un mercado de seguros justo y sostenible en el futuro.