La inteligencia artificial (IA) es una tecnología que promete grandes avances, pero también plantea diversos problemas. Al igual que los smartphones nos brindan acceso a un conocimiento infinito en nuestros bolsillos, también han contribuido al surgimiento de la adicción tecnológica. Las plataformas de redes sociales que conectan a miles de millones de personas también han sido utilizadas en contra de la democracia. Y lo mismo ocurre con la inteligencia artificial, que podría cambiar fundamentalmente el mundo mientras contribuye a un mayor sesgo racial y exclusión.
Gran parte del enfoque en los aspectos negativos de la inteligencia artificial se ha centrado en problemas como los accidentes de los autos autónomos y el temor a máquinas asesinas, como se mencionó en una discusión sobre el tema por el comentarista de CNN, Van Jones, la semana pasada: “¿Qué pasa con Terminator?”. Sin embargo, muchos de los investigadores detrás de esta tecnología afirman que podría representar una amenaza aún mayor para la sociedad al afectar negativamente a los pobres, los marginados y las personas de color.
“Cada vez que la humanidad atraviesa una nueva ola de innovación y transformación tecnológica, hay personas que resultan perjudicadas y surgen problemas tan grandes como los conflictos geopolíticos”, dijo Fei Fei Li, directora del Laboratorio de Inteligencia Artificial de Stanford. “La IA no es una excepción”. Y estos problemas no son solo para el futuro, sino que ya están presentes en la actualidad.
La inteligencia artificial impulsa el reconocimiento de voz que permite el funcionamiento de asistentes virtuales como Siri y Alexa. También es la base de servicios útiles como Google Photos y Google Translate. Ayuda a Netflix a recomendar películas, a Pandora a sugerir canciones y a Amazon a promocionar productos. Además, es la razón por la cual los autos autónomos pueden conducirse solos.
Una parte importante de la IA es el aprendizaje automático, en el cual un sistema analiza grandes cantidades de datos para tomar decisiones y reconocer patrones por sí mismo. Sin embargo, es fundamental considerar cuidadosamente los datos utilizados para evitar que reflejen o contribuyan a sesgos existentes.
“En el desarrollo de la IA, decimos ‘basura entra, basura sale'”, dijo Li. “Si los datos con los que comenzamos están sesgados, nuestras decisiones también lo estarán”. Ya hemos visto ejemplos de esto. Un estudio reciente del Laboratorio de Medios del M.I.T. encontró que el software de reconocimiento facial tiene dificultades para identificar a las mujeres de color. Pruebas realizadas por The Washington Post revelaron que los acentos a menudo confunden a los asistentes virtuales como Alexa. Y una investigación de ProPublica reveló que el software utilizado para sentenciar a criminales tiene sesgos en contra de los afroamericanos.
Es evidente que la inteligencia artificial tiene un impacto significativo en nuestra sociedad. Si bien ofrece muchas ventajas y oportunidades, también plantea desafíos importantes que deben abordarse de manera responsable. Es fundamental que los desarrolladores y los responsables de la toma de decisiones se aseguren de que la IA no perpetúe ni amplifique las desigualdades existentes. Solo así podremos aprovechar al máximo el potencial de esta tecnología sin dejar a nadie atrás.
Fuente del artículo: CNN