El fenómeno del “bring-your-own-device” (BYOD) ha sido un desafío para las empresas en los últimos años. A medida que avanzaba la década de 2000, los empleados comenzaron a utilizar dispositivos no autorizados en la red de la empresa, lo que llevó a la creación de lo que se conoce como “shadow IT”. Estos proyectos, aplicaciones y sistemas son gestionados fuera del departamento de TI y sin su conocimiento.

El BYOD fue acompañado por la adopción de aplicaciones de software como servicio (SaaS) no autorizadas para satisfacer las necesidades de los diferentes departamentos. Si bien estas nuevas herramientas ayudaron a los empleados a realizar su trabajo, la gestión del rendimiento y la seguridad de estos dispositivos en las redes se convirtió en una tarea difícil, lo que puso a prueba la infraestructura de TI y los equipos de seguridad.

Además, el departamento de TI no podía brindar un soporte adecuado a estos recursos porque estaban fuera de su alcance. Y ahora, con la llegada de los dispositivos de Internet de las cosas (IoT), la situación se complica aún más. Los grupos de negocio están implementando sus propios dispositivos IoT para impulsar sus objetivos estratégicos, lo que genera nuevos desafíos para las empresas.

La seguridad de IoT es uno de los principales obstáculos para su adopción. Según un informe de Bain & Company, las empresas están dispuestas a comprar más dispositivos IoT si se resuelven sus preocupaciones sobre los riesgos de ciberseguridad. Esto significa que la seguridad es un factor clave para impulsar la adopción de IoT en las empresas.

Los dispositivos IoT en las organizaciones son como el BYOD, pero en esteroides. Robots electrónicos en las líneas de producción, sistemas de telemetría de pacientes en hospitales, sistemas de escaneo electrónico en entornos minoristas, impresoras 3D para prototipos y Smart TVs en salas de conferencias son solo algunos ejemplos de los nuevos dispositivos que están inundando las redes corporativas.

A diferencia de las computadoras portátiles y los teléfonos inteligentes tradicionales, estos nuevos dispositivos IoT empresariales se caracterizan como tecnología operativa (OT) porque están directamente relacionados con los objetivos de un departamento específico. Estos sistemas OT dependen cada vez más de la infraestructura y los servicios de TI, lo que justifica la necesidad de una mayor participación de TI en su gestión.

Permitir que los departamentos de TI y OT trabajen juntos para maximizar la eficiencia empresarial es uno de los nuevos desafíos para los profesionales de TI. Las barreras organizativas y culturales, así como los objetivos conflictivos entre los grupos de TI y OT, añaden dificultades adicionales.

En conclusión, el impacto de IoT en las empresas es significativo. La adopción de dispositivos IoT plantea desafíos en términos de seguridad, gestión de la infraestructura y colaboración entre los departamentos de TI y OT. Sin embargo, si se abordan adecuadamente, los dispositivos IoT pueden impulsar la eficiencia y la innovación en las empresas.