¿Cuántos de nosotros podemos decir, con certeza, qué trabajos elegiríamos si fuéramos niños hoy en día? El ritmo de cambio tecnológico en el tiempo que he estado trabajando es solo una sombra de lo que veremos en los próximos 15 a 20 años. Esta próxima ola de cambio remodelará fundamentalmente todas nuestras carreras, incluida la mía. Se estima que aproximadamente el 65% de los niños que ingresan a la escuela primaria hoy en día probablemente trabajarán en roles que actualmente no existen. Esperamos que el ritmo de cambio en el mercado laboral comience a acelerarse para el año 2020. Las funciones de oficina y administrativas, junto con los roles de fabricación y producción, verán disminuciones dramáticas, lo que representa más de seis millones de puestos de trabajo en los próximos cuatro años. Por el contrario, las operaciones comerciales y financieras, junto con las funciones informáticas y matemáticas, experimentarán aumentos significativos. Hay un factor central para muchas de estas transformaciones, y es la tecnología. La inteligencia artificial, la impresión 3D, la producción sostenible eficiente en recursos y la robótica influirán en la forma en que actualmente fabricamos, gestionamos y reparamos productos y brindamos servicios. Los dos últimos tienen el potencial de crear empleos en los sectores de arquitectura e ingeniería, siguiendo la alta demanda de sistemas avanzados de producción automatizada.
Cuando el Foro Económico Mundial encuestó a los responsables de la toma de decisiones de recursos humanos a nivel global, el 44% señaló que las nuevas tecnologías que permiten el trabajo remoto, los espacios de coworking y las videoconferencias son el principal impulsor del cambio. Al mismo tiempo, los avances en tecnología móvil y en la nube que permiten el acceso remoto e instantáneo fueron destacados como el impulsor tecnológico más importante del cambio, permitiendo la rápida propagación de modelos de servicios basados en Internet. Vale la pena reflexionar sobre cómo podríamos imaginar un mundo cambiado como este. Nuestro futuro lugar de trabajo podría no ser una oficina de planta abierta, sino espacios de trabajo interconectados no vinculados a un solo lugar, sino a muchos. Estarán respaldados por conferencias virtuales, conexión completa y constante y portabilidad. Nuestro día de trabajo será fundamentalmente diferente. Aprovechar los grandes datos, como la información de tráfico en tiempo real, podría reducir los tiempos de viaje, facilitando el traslado de los niños a la escuela y el viaje matutino más manejable. Es decir, si tienes que viajar: trabajar desde casa ya no se definirá como un lujo de los viernes, sino como una forma más eficiente de trabajar habilitada por la tecnología, aliviando la carga física de las megaciudades y regionalizando los lugares de trabajo. La tecnología que respalda lo que los futurólogos han llamado “La Cuarta Revolución Industrial” permitirá que los modelos de negocio disruptivos descentralicen nuestras economías a medida que pasamos de sistemas de valor basados en la propiedad a aquellos que permiten el acceso. Los activos de propiedad personal, desde automóviles hasta habitaciones de repuesto, ampliarán el espíritu empresarial, diversificando las fuentes de ingresos. No es casualidad que en tres años de operación, la plataforma de intercambio de alojamiento Airbnb ofrezca más habitaciones que algunas de las cadenas hoteleras más grandes. Estos modelos de negocio disruptivos remodelarán fundamentalmente la forma en que hacemos negocios, tanto individualmente como en empresas.
Por ejemplo, permitir que los agricultores pequeños operen como un colectivo, transfiriendo conocimientos y compartiendo aprendizajes vitales entre ellos, desde tecnología adecuada de riego de cultivos hasta eficiencia en el uso del agua, puede transformar radicalmente las cadenas de suministro. El análisis basado en la nube alojado en la plataforma Expedite de BT puede ayudar a transformar radicalmente dichas cadenas de suministro. Es fundamental destacar que estas mismas tecnologías podrían ayudarnos a encontrar soluciones a algunos de los mayores desafíos sociales con los que actualmente luchamos. Las TIC que respaldan estas tecnologías, junto con el poder transformador de los grandes datos, podrían respaldar sistemas inteligentes que ayudarán a abordar los desafíos climáticos. Hogares, fábricas y granjas conectados que aprovechan sistemas de gestión de energía inteligentes podrían significar un uso de energía mucho menor, lo que contribuiría a la descarbonización de nuestras economías. Y sin embargo, debemos estar vigilantes. No del cambio tecnológico; tenemos el poder y la innovación para aprovechar y utilizar su poder como consideremos adecuado. Pero sí debemos estar atentos al acceso a la conectividad y las oportunidades que brinda. Lo que será absolutamente decisivo es cómo equipamos a nuestros hijos, nuestros estudiantes y nuestros colegas para aprovechar el poder de esta tecnología y transformar nuestro mundo para mejor. Eso significa asegurar que las habilidades de TIC de los graduados escolares actuales sean adecuadas para el futuro. Significa proporcionar incentivos para el aprendizaje permanente a medida que se acelera el ritmo del avance tecnológico. Y significa reinventar la función de recursos humanos, equipándola para evaluar y satisfacer continuamente las necesidades de capacitación de los empleados. Si lo hacemos bien, el premio está claro. Tenemos el potencial de revolucionar la forma en que vivimos y trabajamos, y hacerlo de una manera que evite las vicisitudes de las revoluciones industriales anteriores, creando nuevas oportunidades económicas que, incluso cuando éramos niños, no podríamos haber imaginado antes. Por último, debemos utilizar todas las herramientas a nuestra disposición para asegurarnos de que las generaciones actuales y futuras no se queden rezagadas en la carrera global de habilidades digitales.
El informe sobre el futuro del trabajo está disponible aquí.