La telemedicina ha experimentado un crecimiento significativo durante la pandemia de COVID-19. Antes del brote, la falta de conciencia era una preocupación importante para la telemedicina. Sin embargo, una encuesta realizada a 2,000 estadounidenses en marzo de 2020 reveló que el 73% de los estadounidenses considerarían utilizar la telemedicina para la detección de COVID-19. A pesar de esto, también surgieron preocupaciones clave en torno a la telemedicina, como la preferencia por las consultas presenciales, la calidad de la atención recibida, la incomodidad de compartir información de salud virtualmente y la conectividad a Internet.
Desde la perspectiva del paciente, la telemedicina aún tiene trabajo por hacer antes de convertirse en una solución confiable. A continuación, analizaremos las oportunidades y desafíos que los proveedores de telemedicina deben abordar para aumentar la adopción por parte de los pacientes.
Desafío: Preocupaciones sobre la calidad de la atención
Oportunidad: Generar confianza
Es comprensible que la falta de contacto personal con el médico pueda generar desconfianza en la telemedicina. Sin embargo, existen diversas formas de generar confianza en la experiencia de la telemedicina:
- Reconocer las preocupaciones del paciente y su derecho a saber.
- Asegurarse de que el proveedor esté licenciado para ejercer en el área del paciente.
- Compartir información sobre las credenciales y experiencia del proveedor.
- Explicar cómo funciona el diagnóstico a distancia, incluido el uso de dispositivos conectados.
- Detallar cómo se utiliza y se asegura la información médica del paciente.
Desafío: Usabilidad y problemas de Internet
Oportunidad: Diseño centrado en el paciente
La falta de una conexión a Internet confiable sigue siendo un problema en el siglo XXI, especialmente en áreas rurales. Una conexión interrumpida durante una consulta médica virtual puede generar un estrés intenso, por lo que no es sorprendente que las personas con velocidades de Internet lentas duden en utilizar la atención médica virtual. Si bien los proveedores no pueden aumentar la velocidad de Internet de sus pacientes, pueden optimizar las ofertas de telemedicina para utilizar la menor cantidad de ancho de banda posible. También pueden garantizar que haya suficiente ancho de banda en su ubicación para manejar múltiples consultas remotas al mismo tiempo. Además, es importante simplificar al máximo el proceso para los pacientes, empleando un diseño centrado en el paciente y explicando claramente cómo descargar, instalar e iniciar sesión en las aplicaciones necesarias.
Desafío: Privacidad
Oportunidad: Transparencia
A nadie le gusta la idea de que su información personal viaje a través de Internet sin estar segura. Aunque es cierto que el gobierno de Estados Unidos ha relajado algunos protocolos de intercambio de información (como permitir a los proveedores utilizar Zoom para citas virtuales), esto no significa que los registros médicos estén completamente desprotegidos. Para tranquilizar a los pacientes, es fundamental ser muy claro sobre quién accederá a su información de la consulta y por qué. También es importante explicar cómo se almacena y se encripta la información; muchos proveedores de telemedicina ya cumplen con la Ley de Portabilidad y Responsabilidad de Seguros de Salud (HIPAA), por lo que la información de sus pacientes probablemente esté más segura de lo que ellos creen.
La popularidad de la telemedicina ciertamente sobrevivirá a la epidemia de COVID-19. Aunque no reemplazará por completo la atención médica tradicional, la complementará. Por eso, invertir en telemedicina ahora dará sus frutos en el futuro.