La música es una forma de expresión artística que ha evolucionado a lo largo de los siglos. Desde los primeros instrumentos musicales hasta la música contemporánea, los seres humanos han sido los principales creadores de música. Sin embargo, en los últimos años, la inteligencia artificial (IA) ha comenzado a desempeñar un papel cada vez más importante en la creación musical.
Un ejemplo destacado de esta tendencia es el uso de la IA por parte de Yamaha en un concierto en Tokio en noviembre de 2017. Durante este concierto, el famoso bailarín Kaiji Moriyama fue equipado con electrodos en su espalda, muñecas y tobillos, y se le permitió expresarse libremente. Los algoritmos de IA convirtieron sus movimientos en frases musicales que fueron transmitidas al piano Disklavier de Yamaha a través de mensajes MIDI. Este uso de la IA por parte de Yamaha es diferente de los sintetizadores y otros instrumentos basados en CPU en la música contemporánea. En lugar de eso, la IA se utiliza como una herramienta para los compositores o incluso como un compositor en sí mismo.
Además de Yamaha, otras empresas y proyectos están explorando el potencial de la IA en la música. Por ejemplo, existe una plataforma web llamada Amper que utiliza la IA para componer pasajes musicales basados en descripciones de estilo, instrumentación y estado de ánimo. La cantante y compositora Taryn Southern ha utilizado Amper como su colaborador principal en la escritura de un álbum.
Otra área fascinante que se está explorando es el uso de interfaces cerebro-computadora (BCI, por sus siglas en inglés) que permiten a las personas crear música simplemente pensándola. Esta tecnología es especialmente prometedora para aquellas personas cuyas limitaciones físicas dificultan o incluso hacen imposible la creación de música de otra manera. Se ha demostrado que ciertas señales electroencefalográficas corresponden a actividades cerebrales conocidas, como la reacción de una persona a un estímulo. Investigadores del Instituto de Ingeniería Neural de la Universidad de Graz han desarrollado el proyecto “Brain Composer”, que utiliza la señal P300 para convertir ideas musicales directamente en partituras. Este proyecto ha sido desarrollado en colaboración con MoreGrasp y “Feel Your Reach”.
El uso de la IA en la música plantea preguntas interesantes sobre la creatividad y la colaboración entre humanos y máquinas. ¿Puede una máquina ser considerada un verdadero compositor? ¿Hasta qué punto la IA puede influir en la música que escuchamos? Estas son cuestiones que los músicos, los investigadores y el público en general están comenzando a explorar.
A medida que la tecnología continúa avanzando, es probable que veamos más ejemplos de la IA en la música. Ya sea como herramienta para los compositores o como una forma completamente nueva de crear música, la IA está cambiando el panorama musical de maneras emocionantes y prometedoras.
Fuente del artículo: Big Think
