La manufactura está evolucionando hacia la inteligencia. Cada vez más empresas utilizan sensores y tecnologías inalámbricas para capturar datos en todas las etapas de vida de un producto. Estos datos van desde las propiedades de los materiales y las temperaturas y vibraciones de los equipos, hasta la logística de las cadenas de suministro y los detalles de los clientes. Los motores de los camiones envían datos sobre la velocidad, el consumo de combustible y la temperatura del aceite a los fabricantes y operadores de flotas. Los escáneres ópticos se utilizan para detectar defectos en los circuitos electrónicos impresos. Sin embargo, el big data aún tiene un largo camino por recorrer para transformar la manufactura.
Las industrias líderes, como la informática, la energía, la aeronáutica y la fabricación de semiconductores, enfrentan brechas en los datos. La mayoría de las empresas no saben qué hacer con los datos que tienen, y mucho menos cómo interpretarlos para mejorar sus procesos y productos. Las empresas compiten y generalmente operan de forma aislada. Les falta software y sistemas de modelado para analizar los datos. Sin embargo, la manufactura inteligente puede hacer que la industria sea más eficiente, rentable y sostenible.
Minimizar las distancias de transporte de productos y componentes reduce los costos, tanto financieros como ambientales. El modelado por computadora puede identificar riesgos y puntos críticos. Por ejemplo, puede anticipar los impactos de las entregas retrasadas por condiciones climáticas extremas, una situación que afectó a la industria electrónica después de las inundaciones en Tailandia en 2011. De manera similar, predecir cuándo es probable que falle un componente de un automóvil y solucionarlo rápidamente evita costosos retiros y litigios. En industrias con bajos rendimientos, como la fabricación de semiconductores, reducir a la mitad los errores de producción aumenta sustancialmente las ganancias.
A pesar de los desafíos actuales, la manufactura inteligente tiene un gran potencial para revolucionar la industria. Las empresas deben comenzar a aprovechar los datos que recopilan y desarrollar sistemas de análisis para mejorar sus procesos y productos. Al hacerlo, podrán optimizar la eficiencia, aumentar la rentabilidad y reducir el impacto ambiental de sus operaciones. El futuro de la manufactura está en la inteligencia y las empresas que se adapten a esta tendencia estarán mejor posicionadas para competir en el mercado global.
