Con cada avance tecnológico, surge una ola de miedo e incertidumbre. Hemos presenciado este escenario repetidamente desde la Revolución Industrial, mientras las personas luchaban con el impacto de las nuevas tecnologías en sus vidas y trabajos. Hoy en día, vemos ese miedo resurgir tras cada avance en la Inteligencia Artificial (IA). A pesar de los enormes progresos de los últimos años, la IA aún se encuentra en sus primeras etapas y, con ello, surge un nivel de incertidumbre. Esta incertidumbre se ve agravada cuando surgen fallas o cuando las expectativas superan la realidad, lo que lleva a malentendidos y ansiedad.
Como crítico abierto de la IA, Elon Musk se aprovecha de este malentendido al pintar imágenes de un inminente apocalipsis de la IA, incluso mientras incorpora potentes sistemas de IA en los vehículos de Tesla. Todo esto demuestra que, hasta cierto punto, nos encontramos atrapados en un ciclo peligroso e innecesario de exageración. Debemos superar ese miedo infundado.
Aquí está la realidad: no hay investigaciones creíbles que respalden estos escenarios apocalípticos. Son ficciones convincentes. Disfruté viendo “Terminator” al igual que muchos otros niños de mi edad, pero estos escenarios entretenidos nos distraen de abordar las amenazas inmediatas que plantea la IA. Nos enfrentamos a problemas importantes relacionados con el sesgo y la diversidad, que son mucho más humanos y mucho más inmediatos que las Singularidades y los levantamientos de robots: datos de entrenamiento con sesgos incorporados y una falta de diversidad tanto en el campo como en nuestros conjuntos de datos.
Al entrenar la IA con datos sesgados, podríamos involuntariamente inculcar nuestros propios sesgos y prejuicios en la IA. Si no se controlan, estos sesgos darán lugar a una IA que beneficia a algunos en detrimento de otros. Sin aumentar la diversidad en el campo, algunos tendrán una influencia mucho mayor en las decisiones ocultas detrás de la creación de la IA.
A medida que la IA se integra en los procesos de toma de decisiones que tienen un mayor impacto en la vida de las personas, como la contratación de personal, las solicitudes de préstamos, la revisión judicial y las decisiones médicas, debemos estar vigilantes para evitar que absorba nuestras peores tendencias.
Es importante reconocer que el futuro de la IA no se trata de un apocalipsis, sino de abordar los desafíos actuales que enfrentamos. Debemos trabajar para eliminar los sesgos y promover la diversidad en el campo de la IA. Solo así podremos garantizar que la IA beneficie a todos de manera justa y equitativa.
Fuente del artículo: Fortune