La Inteligencia Artificial (IA) ha avanzado a pasos agigantados en los últimos años, pero aún enfrenta desafíos importantes antes de poder igualar a los seres humanos en todas las áreas. Aunque algunos temen que la IA pueda reemplazarnos por completo, la realidad es que todavía hay muchas tareas cotidianas que un bebé puede hacer y que la IA no puede realizar. Por ejemplo, sostener un objeto.
Un estudio realizado por investigadores de OpenAI reveló que, para enseñar a una mano robótica a manejar objetos desconocidos, se necesitaron 6144 CPUs y 8 GPUs, así como aproximadamente cien años de experiencia y 50 horas de entrenamiento. Aunque el resultado fue impresionante, la mano robótica solo puede manejar objetos “dentro de lo razonable”. Esto demuestra que la IA aún tiene limitaciones significativas.
Una de las principales diferencias entre la IA y los seres humanos es la capacidad de aprendizaje incremental. Mientras que los humanos pueden aprender nuevas habilidades basándose en conocimientos previos, la IA siempre comienza desde cero. No puede utilizar el conocimiento de otras IA o combinar sus habilidades para realizar tareas más complejas. Aunque la IA puede dominar una tarea específica a un nivel sobrehumano, no puede generalizar ese conocimiento a otras áreas.
Otro desafío importante es la falta de comprensión sobre cómo funciona realmente el cerebro humano. Aunque los avances en algoritmos de aprendizaje profundo y potencia informática han permitido avances significativos en la IA, todavía estamos lejos de comprender completamente el funcionamiento del cerebro. Estudios han demostrado que nuestras decisiones están influenciadas por emociones y que a menudo tomamos decisiones primero y luego buscamos razones para justificarlas. Sin embargo, la IA carece de esta capacidad de razonamiento emocional, lo que ha llevado a sesgos ocultos en muchos proyectos de IA.
Si bien se están realizando esfuerzos para abordar estas limitaciones y desafíos, es importante reconocer que la IA no es una solución perfecta y que aún queda mucho trabajo por hacer. Simplemente aumentar la potencia de las máquinas no es suficiente si la IA toma el camino equivocado y no podemos comprender lo que ha aprendido. Es necesario realizar cambios estructurales en la IA para que pueda igualar verdaderamente a los seres humanos en todas las áreas.
En resumen, aunque la IA ha logrado avances significativos, todavía enfrenta limitaciones importantes antes de poder igualar a los seres humanos en todas las áreas. La capacidad de aprendizaje incremental y la falta de comprensión sobre cómo funciona el cerebro humano son algunos de los desafíos clave que deben abordarse. A medida que continuamos avanzando en el campo de la IA, es fundamental tener en cuenta estas limitaciones y trabajar hacia soluciones que nos permitan aprovechar al máximo el potencial de la IA sin perder de vista nuestra propia humanidad.


