La inteligencia artificial (IA) y la tecnología financiera (fintech) están revolucionando la industria bancaria. Anuncios como la recaudación de $53 millones por parte de Selina Finance y otros $64.7 millones al día siguiente para una startup bancaria diferente, han generado un debate entre los evangelistas de la IA y la fintech sobre cómo los bancos son lentos y necesitan ayuda o competencia. La queja es que los bancos parecen ser demasiado lentos para adoptar las brillantes ideas de la fintech y no parecen comprender hacia dónde se dirige la industria.
Algunos tecnólogos, cansados de comercializar sus productos a los bancos, han decidido lanzar sus propios bancos desafiantes. Sin embargo, los financieros tradicionales no son tontos. La mayoría sabe que la elección entre “comprar versus construir” en la fintech es una elección falsa. La pregunta correcta casi nunca es si comprar software o construirlo internamente. En cambio, los bancos a menudo han trabajado para seguir el camino difícil pero más inteligente, justo en el medio, y eso se está acelerando.
Hay dos razones por las cuales los bancos son más inteligentes. Esto no quiere decir que los bancos no hayan cometido errores horrendos. Los críticos se quejan de que los bancos gastan miles de millones tratando de ser empresas de software, creando enormes negocios de tecnología de la información con enormes redundancias en costos y desafíos de longevidad, e invirtiendo en innovación ineficaz y esfuerzos “intrapreneuriales”. Pero en general, los bancos conocen su negocio mucho mejor que los mercados empresariales que buscan influir en ellos.
En primer lugar, los bancos tienen algo que la mayoría de los tecnólogos no tienen en suficiente cantidad: experiencia en el dominio. Los tecnólogos tienden a subestimar el valor de intercambio del conocimiento del dominio. Y eso es un error. Mucha tecnología abstracta, sin discusión crítica, alineación profunda de la gestión de productos y utilidad empresarial clara y concisa, hace que la tecnología se aleje demasiado del valor material que busca crear.
En segundo lugar, los bancos no dudan en comprar porque no valoran la inteligencia artificial empresarial y otras tecnologías fintech. Son reacios porque le dan demasiado valor. Saben que la IA empresarial les brinda una ventaja competitiva, entonces, ¿por qué deberían obtenerla de la misma plataforma a la que todos los demás están conectados, aprovechando el mismo conjunto de datos? La competitividad, la diferenciación, el alfa, la transparencia del riesgo y la productividad operativa se definirán por cómo se implementen herramientas cognitivas altamente productivas y de alto rendimiento a gran escala en un futuro muy cercano.
La combinación de procesamiento del lenguaje natural (NLP), aprendizaje automático (ML), IA y la nube acelerará la generación de ideas competitivas en orden de magnitud. La pregunta es, ¿cómo se pueden poseer los elementos clave de la competitividad? Es una pregunta difícil de responder para muchas empresas. Si lo hacen bien, los bancos pueden obtener el verdadero valor de su experiencia en el dominio y desarrollar una ventaja diferenciada donde no solo se limiten a seguir el camino de otros bancos en una plataforma ajena. Pueden definir el futuro de su industria y mantener el valor.
La IA es un multiplicador de fuerza para el conocimiento empresarial y la creatividad. Si no conoces bien tu negocio, estás desperdiciando tu dinero. Lo mismo ocurre con los emprendedores. Si no puedes hacer que tu cartera sea absolutamente relevante para el negocio, terminarás siendo una empresa de consultoría que pretende ser un innovador de productos.
En resumen, la inteligencia artificial y la tecnología financiera están transformando la industria bancaria. Los bancos están adoptando estas tecnologías para mantenerse competitivos y diferenciarse en el mercado. La combinación de la IA, el aprendizaje automático y la nube permitirá a los bancos desarrollar herramientas cognitivas altamente productivas y de alto rendimiento. Aquellos que comprendan y aprovechen estas tecnologías podrán definir el futuro de la industria y mantener su valor en un mercado cada vez más competitivo.