El Futuro de la Computación en la Nube y el Internet de las Cosas

El Internet de las Cosas (IoT) es una de las tecnologías más populares en la actualidad. Permite la conexión de objetos físicos a través de internet, lo que brinda la posibilidad de realizar operaciones sin necesidad de una existencia física. Con el aumento constante de dispositivos conectados a internet, surge el desafío de procesar la gran cantidad de datos generados.

Según la firma de análisis Gartner, se estima que para el año 2021 habrá 25 mil millones de dispositivos conectados a internet. Ante esta realidad, es necesario introducir la computación en la nube junto con el IoT, ya que ambos conceptos van de la mano. La introducción de la computación en la nube reduce el desperdicio de almacenamiento en servidores físicos.

Es importante cambiar la forma en que vemos la nube, ya que cada vez más empresas están adoptando dispositivos IoT. La colaboración entre el IoT y la computación en la nube conlleva a:

Auge de la Computación en el Borde

Los datos generados por el IoT son procesados por la computación en la nube. Sin embargo, la gran cantidad de datos creados por los dispositivos IoT no necesariamente deben ser procesados por la nube. Este problema puede resolverse mediante la introducción de la computación en el borde (Edge Computing). La computación en el borde reduce la carga de cálculo, almacenamiento y ancho de banda en la nube, dejando un mayor poder de procesamiento en la misma. La computación en el borde procesa los datos más cerca de las fuentes del IoT antes de enviarlos a la nube. Si bien la computación en el borde ayuda a equilibrar la carga de trabajo del sistema en la nube, no elimina por completo la necesidad de la nube para almacenar todos los datos procesados. De hecho, la mayoría de los dispositivos IoT seguirán dependiendo de la nube para almacenar los datos.

Seguridad

Al igual que las computadoras, los dispositivos IoT necesitan medidas de seguridad para prevenir ataques externos. Los dispositivos que no están conectados a la red suelen presentar riesgos de seguridad más bajos, mientras que los dispositivos conectados a la red suelen experimentar amenazas de seguridad. Los dispositivos IoT pueden ser más fáciles o más difíciles de hackear que las computadoras. Debido a que los dispositivos IoT están conectados a los mismos canales que los dispositivos normales, tienen el potencial de actuar como pararrayos para ataques de denegación de servicio distribuido (DDoS) y otros ataques de botnet. Es fácil asumir que los dispositivos que tradicionalmente no están conectados no representarán una gran amenaza una vez que se vuelvan inteligentes. De hecho, deben tratarse como computadoras u otros dispositivos móviles.

Escalabilidad y Visibilidad

Para que la comunicación entre la nube y los dispositivos IoT sea efectiva, es necesario asegurar el correcto funcionamiento del software, al igual que con las computadoras tradicionales. Las redes en la nube deben poder detectar y comunicarse con todos los dispositivos IoT con los que trabajarán. Los dispositivos IoT deben ser capaces de generar la información y la dirección para que la nube pueda interpretarla. Dependiendo del número de dispositivos detectados, la red en la nube debe poder escalar hacia arriba o hacia abajo, lo cual es crucial debido a la posibilidad de un aumento en el número de dispositivos.

En conclusión, el futuro de la computación en la nube y el Internet de las Cosas es prometedor. La colaboración entre estas dos tecnologías permitirá un procesamiento más eficiente de los datos generados por los dispositivos IoT, garantizando la seguridad y escalabilidad necesarias para su correcto funcionamiento.

Fuente del artículo: Techiexpert

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