El mundo de la ciberseguridad es como nuestro “País de las Maravillas” moderno. Con enormes cantidades de datos, casi cualquier cosa puede suceder. Pero, con grandes volúmenes de información, viene el alto riesgo de una vulnerabilidad extrema. La resistencia generalizada de la industria para adaptarse a la era digital moderna ha allanado el camino para aquellos que utilizan su amplio conocimiento de las redes informáticas para explotar y extorsionar a otros con fines financieros o personales. A diferencia del Sombrerero Loco en el clásico de Lewis Carroll, “Alicia en el País de las Maravillas”, a estos actores ilícitos se les conoce comúnmente como “sombreros negros”. Pero, puedo asegurarles que casi con certeza… están locos.
A escala global, hemos sido testigos de las impactantes revelaciones que las masivas filtraciones de datos, como las de Equifax y Facebook, han causado en nosotros. En mi opinión, los efectos de estas filtraciones no fueron realmente reconocidos hasta que (1) Mark Zuckerberg testificó ante el Congreso en el Capitolio y (2) el Reglamento General de Protección de Datos (GDPR) entró en vigor en mayo. Sin embargo, cuando se trata de seguridad, todavía hay mucho por aprender, ya que nunca puede haber “suficiente” protección. ¿Por qué? Con cada parche o solución, surge un nuevo atacante buscando encontrar una vulnerabilidad. Lo mismo puede decirse cuando hablamos de activos digitales, como las criptomonedas y, por supuesto, la tecnología blockchain.
El rápido avance de la tecnología trae muchos beneficios, pero también trae consigo muchas plagas. Por ejemplo, el mercado de activos digitales, que está creciendo a un ritmo explosivo, está brindando un apoyo favorable a los “sombreros negros” para nuevos tipos de ciberataques, como la explotación de los activos digitales y las inversiones de las personas. Si bien Bitcoin existe desde 2009, el concepto de “criptomoneda” todavía está en su etapa inicial. La volatilidad asociada con estas monedas sigue siendo impredeciblemente alta, al igual que la incertidumbre que rodea su regulación. No fue hasta las recientes audiencias del Congreso que Estados Unidos finalmente escuchó argumentos tanto del Comité de Agricultura de la Cámara como del Comité de Servicios Financieros de la Cámara sobre los futuros activos digitales presentados a los sectores económicos y financieros.
Pero comprender los problemas subyacentes del espacio de la ciberseguridad puede ayudar a desentrañar cómo aplicar estas nuevas tecnologías, como la blockchain y las criptomonedas, a nuestras industrias relevantes. O puede seguir volviéndonos a todos locos. Pero, como el Gato de Cheshire le dijo famosamente a Alicia, “Todos estamos locos aquí”.
Artículo basado en: Forbes
