Cuando hablamos del Internet de las Cosas (IoT, por sus siglas en inglés), solemos imaginar las vastas oportunidades que ofrece a través de dispositivos conectados. Con solo presionar un botón, ahora podemos calentar la casa para cuando lleguemos, alimentar a nuestras mascotas de forma remota e incluso encender la cafetera mientras nos levantamos de la cama. Sí, la revolución del IoT parece prometedora, pero ¿a qué costo?
No hay duda de que el mercado del IoT ha surgido a un ritmo acelerado. Para el año 2020, más de la mitad de las nuevas empresas importantes estarán utilizando el IoT de alguna manera, y según Gartner, la inversión en IoT y tecnología conectada alcanzará los £429.01 millones. Para la misma fecha, el IoT abarcará 26 mil millones de dispositivos en todo el mundo, frente a los 900 millones en 2009. Gartner también predice que la tecnología del IoT estará presente en el 95 por ciento de los productos electrónicos nuevos.
Sin embargo, con el mercado emergiendo tan rápidamente, muchos fabricantes han creado productos potencialmente vulnerables, ya que no fueron diseñados teniendo en cuenta la alta seguridad. El Índice de Seguridad Digital de Barclays 2017 informa que el 25 por ciento de los adultos en el Reino Unido ha sido víctima de fraude cibernético al menos una vez en los últimos tres años, y ahora los hogares inteligentes representan una nueva área de ataque.
Aunque la vulnerabilidad de los datos producidos por el IoT es una amenaza relativamente nueva, se espera que el problema crezca considerablemente en los próximos años. Imaginemos que es enero de 2020. Un consumidor tiene varias transacciones cuestionables en su cuenta. Está desconcertado. Los estafadores tenían todos los detalles correctos, por lo que las compras parecen legítimas. El consumidor ha sido víctima de “fraude limpio”. Entonces comienza la búsqueda de respuestas: ¿Cuándo entregaron los detalles de su tarjeta o información financiera? ¿Podría ser que alguien más haya pasado la información, un familiar o un colega? Luego se da cuenta: el termostato, las bombillas, la cafetera, todos son dispositivos conectados. Los dispositivos inteligentes que se han conectado de forma inalámbrica a Internet no son particularmente seguros, y es posible que los criminales hayan hackeado los dispositivos y robado información personal. Peor aún, estos criminales están realizando compras fraudulentas que parecen legítimas tanto para los emisores como para los comerciantes, lo que les cuesta a todas las partes involucradas en la transacción.
Los comerciantes y emisores deben mantenerse vigilantes ante este tipo particular de fraude, ya que los ciberdelincuentes cada vez más realizan compras a través de sitios de comercio electrónico con información de pago fraudulenta, o tal vez realizan compras a través del dispositivo conectado de otra persona sin su conocimiento. Con tanto margen de error, los comerciantes deben protegerse contra los contracargos, asegurándose de utilizar la tecnología más reciente para autenticar las transacciones.
En los próximos años, la evolución del IoT será un factor importante para la necesidad de desarrollar nuevas medidas y métodos de seguridad. Tecnologías emergentes como la biometría y el blockchain podrían combatir pronto el fraude del IoT, hacer que la autenticación sea más segura, generar confianza entre las partes y los dispositivos, y reducir el riesgo de colusión y manipulación.
En conclusión, si bien el IoT ofrece muchas ventajas y comodidades, también plantea desafíos en términos de seguridad. Es fundamental que los fabricantes y usuarios estén conscientes de los riesgos y tomen medidas para proteger sus dispositivos y datos personales. A medida que el IoT continúa creciendo, es necesario invertir en nuevas soluciones de seguridad para garantizar la protección de nuestra información en un mundo cada vez más conectado.