“Inteligencia Artificial” es actualmente la palabra de moda en el mundo de la tecnología. Y con razón: después de décadas de investigación y desarrollo, los últimos años han visto cómo varias técnicas que antes solo existían en la ciencia ficción se han convertido lentamente en realidad. Las técnicas de IA ya forman parte de nuestras vidas: determinan nuestros resultados de búsqueda, traducen nuestras voces en instrucciones significativas para las computadoras e incluso pueden ayudar a clasificar nuestros pepinos (más sobre eso más adelante). En los próximos años, utilizaremos la IA para conducir nuestros autos, responder a nuestras consultas de servicio al cliente y muchas otras cosas. Pero, ¿cómo llegamos hasta aquí? ¿De dónde proviene esta poderosa nueva tecnología? Aquí hay diez hitos importantes que nos llevaron a estos emocionantes tiempos.
La “Gran Idea”
El concepto de IA no apareció de repente; es objeto de un profundo debate filosófico que aún continúa hoy en día: ¿Puede una máquina pensar verdaderamente como un humano? ¿Puede una máquina ser humana? Una de las primeras personas en reflexionar sobre esto fue René Descartes, allá por 1637, en un libro llamado “Discurso del Método”. Sorprendentemente, incluso en ese momento, cuando ni siquiera un Amstrad Em@iler habría parecido futurista, Descartes resumió algunas de las preguntas y desafíos cruciales que los tecnólogos tendrían que superar: “Si hubiera máquinas que se asemejaran a nuestros cuerpos e imitaran nuestras acciones lo más fielmente posible para todos los propósitos prácticos, aún tendríamos dos medios muy seguros de reconocer que no eran hombres reales”. Luego explica que, en su opinión, las máquinas nunca podrían usar palabras o “juntar signos” para “declarar nuestros pensamientos a los demás”, y que incluso si pudiéramos concebir una máquina así, “no es concebible que dicha máquina produzca diferentes combinaciones de palabras para dar una respuesta adecuadamente significativa a lo que se dice en su presencia, como puede hacer el hombre más aburrido”. Luego describe el gran desafío actual: crear una IA generalizada en lugar de algo estrechamente enfocado, y cómo las limitaciones de la IA actual expondrían que la máquina definitivamente no es humana: “Aunque algunas máquinas podrían hacer algunas cosas tan bien como nosotros, o tal vez incluso mejor, inevitablemente fallarían en otras, lo que revelaría que están actuando no por comprensión, sino solo por la disposición de sus órganos”. Así que ahora, gracias a Descartes, cuando se trata de IA, tenemos el desafío.
El Juego de la Imitación
El segundo hito filosófico importante vino de la mano del pionero de la informática Alan Turing. En 1950, describió por primera vez lo que se conoció como la “Prueba de Turing” y a lo que él se refería como “El Juego de la Imitación”: una prueba para medir cuándo podemos declarar finalmente que las máquinas pueden ser inteligentes.
La prueba de Turing plantea la cuestión de si una máquina puede exhibir un comportamiento inteligente indistinguible del de un ser humano. Si una máquina puede convencer a un juez humano de que es un ser humano durante una conversación, entonces se considera que ha pasado la prueba de Turing y se considera inteligente.
Estos dos hitos filosóficos sentaron las bases para el desarrollo de la Inteligencia Artificial tal como la conocemos hoy en día. A partir de aquí, los científicos y los tecnólogos han trabajado arduamente para superar los desafíos planteados por Descartes y Turing, y han logrado avances significativos en el campo de la IA.
La IA está revolucionando nuestras vidas y continuará haciéndolo en el futuro. Desde la conducción autónoma hasta la atención al cliente, la IA está transformando la forma en que interactuamos con la tecnología y cómo esta nos ayuda en nuestras tareas diarias. A medida que la tecnología avanza, es emocionante pensar en las posibilidades futuras de la IA y cómo seguirá mejorando nuestras vidas.
Fuente del artículo: TechRadar