Economía para el bien común: una mirada a la ciencia económica

La economía es una disciplina que a menudo se considera aburrida y compleja, pero en realidad, es un campo fascinante y lleno de sorpresas. El economista francés Jean Tirole, ganador del Premio Nobel, nos invita a adentrarnos en el mundo de la economía y a reflexionar sobre temas que moldean nuestro presente y determinarán nuestro futuro.

En su libro “Economía para el bien común”, Tirole nos presenta una serie de preguntas candentes que nos hacen reflexionar sobre la importancia de los mercados financieros, la amenaza del cambio climático y la forma en que el estado y los mercados pueden trabajar juntos para garantizar el crecimiento, la innovación y el bien común.

Una de las ideas más interesantes que plantea Tirole es la forma en que nuestras creencias y prejuicios influyen en nuestras decisiones económicas. A menudo, tomamos decisiones basadas en reglas simples y preconcebidas, en lugar de analizar la evidencia y tomar decisiones informadas. Esto puede llevarnos por caminos equivocados, ya que la economía puede ser profundamente contraintuitiva.

Un ejemplo que Tirole menciona es el de una ONG ambientalista que se dedica a combatir la caza furtiva. Imaginemos que la ONG intercepta un cargamento de marfil ilegal que estaba siendo enviado por cazadores furtivos que matan elefantes en peligro de extinción. ¿Qué debería hacer la ONG con el marfil confiscado? Nuestra intuición moral nos dice que deberíamos destruirlo, ¿verdad? Sin embargo, la lógica económica sugiere que la mejor opción sería vender el marfil. ¿Pero no estaríamos actuando como los cazadores furtivos? No exactamente. Vender el marfil permitiría a la organización recaudar fondos necesarios para continuar su trabajo en el futuro. Además, al liberar el marfil en el mercado, se reduciría su valor y se desincentivaría a los cazadores furtivos a matar más elefantes. Como podemos ver, adoptar una perspectiva a largo plazo, como la que ofrece la economía, cambia la forma en que calculamos las implicaciones morales de nuestras decisiones.

La economía no se trata solo de racionalidad fría. Los mercados, por ejemplo, son mecanismos para asignar recursos escasos, pero no son infalibles. Algunos bienes y servicios no pueden ser comprados y vendidos libremente, y otros, como el marfil, requieren regulaciones más estrictas. La economía también nos enseña sobre las externalidades, que son los costos de un intercambio que recaen en terceros que no pueden dar su consentimiento. Es aquí donde la regulación juega un papel importante para proteger los intereses de todas las partes involucradas en un intercambio.

En resumen, la economía es una disciplina apasionante que nos invita a cuestionar nuestras creencias y a considerar las implicaciones a largo plazo de nuestras decisiones. “Economía para el bien común” nos muestra cómo la ciencia económica puede ayudarnos a comprender mejor el mundo en el que vivimos y a tomar decisiones más informadas para el beneficio de todos.

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