Los datos son una parte fundamental de nuestras vidas en la era digital. Cada vez que navegamos por internet, realizamos una compra en línea o utilizamos una aplicación, generamos una gran cantidad de datos. Estos datos pueden parecer inofensivos de forma individual, pero cuando se combinan, pueden crear una mezcla tóxica.
Desafortunadamente, los casos de violaciones de datos y filtraciones de información ocurren con demasiada frecuencia. A menudo vemos incidentes en los que millones de registros caen en manos equivocadas o son mal utilizados. Sin embargo, debido a que las filtraciones de información personal ocurren con regularidad, las personas suelen responder con apatía, ya que no ven el impacto personal de estas violaciones.
Si un estafador solicita una hipoteca utilizando los datos de otra persona, es casi imposible determinar el origen de esos datos. Por lo tanto, se trata como cualquier otro fraude y rápidamente se olvida. Sin embargo, la gente ha reaccionado con indignación ante el escándalo de Cambridge Analytica en todo el mundo. ¿Qué hace que esta situación sea diferente?
Durante muchos años, los anunciantes y los especialistas en marketing han estado trabajando para comprender “quién” son sus clientes. El big data ha permitido recopilar y analizar información a gran escala. Muchas empresas que tienen acceso a un conjunto de datos sobre hábitos o rasgos de personalidad lo utilizan para mejorar sus productos y ofertas.
Los sitios de transmisión de video pueden recomendar programas y películas que creen que te pueden interesar en función de tu historial de visualización y de lo que otros con intereses similares han visto. Los anunciantes de compras utilizan algoritmos similares para predecir patrones de compra. Por ejemplo, la compra de un par de zapatos a menudo lleva a recomendaciones de betún para zapatos. Si bien no son perfectos, estos usos legítimos funcionan bien para ambas partes. Ayudan al minorista a vender más o a mantener al espectador en el sitio por más tiempo, y el consumidor disfruta de la comodidad de recomendaciones “seleccionadas a mano”.
Sin embargo, cuando se agregan grandes cantidades de datos sobre individuos en un solo lugar, se vuelve posible utilizar esos datos para manipular a la persona. Como mencionó Wendy Nather en su artículo “Analyzing the Chemistry of Data” en 2013, ¿deberían los datos tratarse como sustancias peligrosas? Los elementos de datos individuales pueden ser inertes, pero cuando se combinan, pueden crear una mezcla tóxica.
Es importante que las empresas sean conscientes del poder que tienen los datos y de cómo pueden afectar a las personas. Deben tomar medidas para proteger la privacidad y la seguridad de los datos de sus clientes. Además, los usuarios también deben ser conscientes de los riesgos y tomar precauciones al compartir su información personal en línea.
En resumen, si bien los datos pueden ser una herramienta poderosa para mejorar productos y servicios, también pueden ser utilizados de manera perjudicial. Las empresas deben tratar los datos con el mismo cuidado que tratarían a sustancias peligrosas y garantizar que se utilicen de manera ética y responsable.