¿Debería regularse la inteligencia artificial en el marketing?

En octubre de este año, se estrenó en los cines Blade Runner 2049, la esperada secuela de la película original de 1982, Blade Runner. Esta película retrata una sociedad distópica en la que los humanos conviven con máquinas. El único medio para distinguir al hombre de la máquina es una compleja prueba psicológica. El lanzamiento de la más reciente película de Blade Runner ha avivado aún más el debate sobre si la inteligencia artificial (IA) debería estar sujeta a regulación.

Uno de los ámbitos que ha adoptado rápidamente la tecnología de IA es el marketing. No hay duda de que la IA alterará fundamentalmente el panorama del marketing. Ya se ha utilizado el uso de chatbots, como Siri de Apple, Google Assistant, Echo de Amazon, Cortana de Microsoft, entre otros, para potenciar y optimizar la interacción con los consumidores. Además, la IA ha permitido a los especialistas en marketing dirigirse de manera más efectiva a los consumidores y desarrollar contenido personalizado más relevante.

Como ocurre con cualquier nueva tecnología, el potencial de la IA en el marketing plantea preocupaciones, especialmente en lo que respecta a la privacidad de los datos de los consumidores. Muchos han llegado incluso a pedir una “regla de Blade Runner” que ilegalice las aplicaciones de IA (como los bots de redes sociales, los chatbots y los asistentes virtuales) que ocultan la identidad y/o se hacen pasar por humanos. Según un informe reciente de SYZYGY, el 79% de los estadounidenses cree que el uso de la IA con fines de marketing debería estar regulado mediante un código de conducta legalmente vinculante.

Cuando se trata de establecer una regulación para la IA, hay tres consideraciones fundamentales:

  1. Integridad: La IA debe utilizarse con altos niveles de integridad. Las herramientas de IA no deben, por ejemplo, llevar a cabo acciones maliciosas como la manipulación de acciones o el ciberacoso. En el marketing, el cliente es el rey. El marketing con IA debe ayudar a agilizar la experiencia del cliente y/o empoderar a los consumidores para que tomen decisiones de compra ventajosas. Es esencial que la IA no engañe, engañe o perjudique a los consumidores. Los resultados podrían ser catastróficos.
  2. Privacidad de los datos: La IA en el marketing implica el uso de grandes cantidades de datos de los consumidores. Es fundamental que se establezcan medidas sólidas para proteger la privacidad de estos datos y garantizar que se utilicen de manera ética y responsable.
  3. Transparencia: Los sistemas de IA utilizados en el marketing deben ser transparentes. Los consumidores deben saber cuándo están interactuando con una máquina y no con un humano. Esto implica que las empresas deben ser claras y honestas sobre el uso de la IA en sus estrategias de marketing.

Un ejemplo preocupante de los peligros potenciales de la IA en el marketing es el software Face2Face desarrollado en la Universidad de Stanford. Este software permite a los usuarios manipular imágenes de video para que sus expresiones faciales coincidan con las de la persona en el video. La tecnología se ha utilizado para manipular videos del presidente Trump, George Bush, Barack Obama, Vladimir Putin y otros con un alto grado de precisión para crear “noticias falsas”.

En conclusión, si bien la IA tiene el potencial de revolucionar el marketing, es necesario establecer regulaciones para garantizar su uso ético y responsable. La integridad, la privacidad de los datos y la transparencia son aspectos clave que deben abordarse. Solo a través de una regulación adecuada podremos aprovechar al máximo los beneficios de la IA en el marketing sin comprometer la confianza de los consumidores.

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