Hace apenas unas décadas, la inteligencia artificial era poco más que ciencia ficción. Cuando comenzó a convertirse en una realidad, la emoción de todo esto fue opacada por el miedo de que las máquinas inteligentes dejaran obsoletos a los seres humanos. Hoy en día, ese miedo se ve atenuado por las casi infinitas posibilidades de la IA. Empresas como Amazon y Google han adoptado algoritmos de IA innovadores, y los educadores lo están utilizando para transformar un sistema educativo cada vez más sobrecargado. En Beijing, los investigadores han desarrollado un sistema llamado BioMind que utiliza IA para diagnosticar el cáncer con una precisión sin precedentes.
Las posibilidades pueden ser infinitas, pero el miedo a la IA aún persiste de muchas maneras. Puede que te encante la comodidad de decirle a Alexa qué hacer, pero ¿y si también está escuchando a tus hijos cuando no debería hacerlo? Si un vehículo Tesla tiene un accidente, ¿cómo puedes confiar en que el sistema de IA no es el culpable? Estos temores se ven agravados por el hecho de que, a diferencia de la mayoría de las otras tecnologías, muy pocas personas pueden explicar fácilmente cómo funciona exactamente la IA. Los sistemas de IA son redes neuronales artificiales, lo que significa que son sistemas informáticos diseñados para analizar vastas cantidades de información y aprender a realizar tareas de la misma manera que lo hace tu cerebro. Los algoritmos crecen a través del aprendizaje automático y la adaptación, y a veces incluso sus diseñadores iniciales no siempre comprenden las formas específicas en las que evolucionan.
Las implicaciones de permitir que cerebros diseñados artificialmente tomen decisiones críticas son profundas. Además de diagnosticar el cáncer, los algoritmos de IA podrían utilizarse potencialmente para guiar aplicaciones más completas, como la planificación de proyectos municipales, la provisión de servicios públicos y modelos predictivos de delincuencia en áreas urbanas. Pero, si no entiendes el proceso de pensamiento de una máquina, ¿cómo puedes confiar en sus decisiones en esos ámbitos?
La IA todavía tiene un largo camino por recorrer para ser completamente confiable y libre de sesgos. Pero la buena noticia es que cualquier confianza que deposites en ella no es infundada, porque esta tecnología es realmente capaz de mejorar nuestras vidas. A medida que tu relación con la IA crece, ten en cuenta lo siguiente a la hora de determinar cuánto debes confiar en los robots:
- En lugar de quitar empleos, la IA los ha mejorado. La desconfianza fue una respuesta natural ante la perspectiva de que la IA se hiciera cargo de los empleos; después de todo, los medios de subsistencia de las personas estaban en juego. Pero desde entonces hemos aprendido que automatizar empleos a menudo conduce a oportunidades diferentes y más avanzadas para los empleados humanos. En lugar de volver obsoletos a los seres humanos, la implementación de la IA está abriendo el camino para que amplíen sus habilidades. De hecho, un informe reciente de Gartner predice que la IA puede eliminar hasta 1.8 millones de empleos para 2020, pero creará 2.3 millones de puestos adicionales. Así que recuerda: No importa cuánto potencial tenga la IA, los seres humanos son quienes lo aprovechan. Eso significa que cuanto más se haga cargo la IA, más roles se abrirán para que los humanos la optimicen y la mantengan. O como dice el director de investigación de Gartner, Manjunath Bhat, “Los robots no están aquí para quitarnos nuestros empleos, están aquí para darnos un ascenso”. Él predice que el impacto positivo seguirá siendo la norma en el futuro de la IA.
- Los seres humanos siguen siendo responsables de los sistemas de IA. La clave para construir confianza es el tiempo, la transparencia y la responsabilidad, especialmente para la tecnología que está diseñada para pensar como los humanos. Sin embargo, la confianza puede evolucionar con el tiempo. K.R. Sanjiv, CTO de Wipro Limited, enfatiza que hasta que la IA sea completamente explicable, los seres humanos seguirán siendo responsables. Por ejemplo, los médicos interpretan los informes de patología derivados de la IA de sus pacientes, y los sistemas de piloto automático de los aviones alertan a los pilotos humanos para que intervengan en caso de emergencia. “En cada uno de estos casos”, explica Sanjiv, “permitimos que los humanos resuelvan la incertidumbre”. Además, ten en cuenta que los algoritmos de IA están diseñados para pensar como los humanos. Al igual que tu propio cerebro, el algoritmo adecuado cultivará vastas cantidades de datos e identificará patrones para predecir el futuro. Muchos intentos son fallidos o insatisfactorios porque los humanos que construyen el sistema ingresan información sesgada o inexacta. La IA es inteligente, pero al igual que cualquier otra tecnología, es una herramienta, una en la que puedes confiar para hacer lo que las personas le dicen que haga.
La IA está aquí para quedarse y seguirá evolucionando. A medida que confiamos en ella cada vez más, es importante comprender sus beneficios y limitaciones. La clave está en utilizar la IA como una herramienta para mejorar nuestras vidas y no como un reemplazo de nuestra propia inteligencia y habilidades. La confianza en la IA se construye a través del tiempo, la transparencia y la responsabilidad, y a medida que los seres humanos sigamos siendo responsables de su desarrollo y aplicación, podemos aprovechar al máximo su potencial para el bienestar de la sociedad.