El Salmo 23 es uno de los salmos más queridos y conocidos de la Biblia. Describe la relación entre Dios y su pueblo como la de un pastor con sus ovejas. El salmista, David, expresa su confianza en el cuidado y protección de Dios, incluso en los momentos más oscuros y difíciles de su vida. En el último versículo del salmo, David declara: “Ciertamente el bien y la misericordia me seguirán todos los días de mi vida, y en la casa del Señor moraré por largos días.” (Salmo 23:6, NVI)

¿Qué significa este versículo para nosotros hoy? ¿Cómo podemos experimentar la bondad y misericordia de Dios en nuestra vida diaria? ¿Cómo podemos habitar en su presencia y disfrutar de su compañerismo? Aquí hay algunos puntos a considerar:

1. La bondad y misericordia de Dios son sus atributos y acciones.

Las palabras “bondad” y “misericordia” en hebreo son “tov” y “hesed”. No solo describen el carácter de Dios, sino también sus acciones. Dios es bueno y misericordioso en sí mismo, y también muestra su bondad y misericordia a su pueblo. Él provee para sus necesidades, los guía por caminos rectos, los protege del daño, los consuela en la tristeza, los perdona de sus pecados y los bendice con su favor. La bondad y misericordia de Dios no dependen de nuestro desempeño o circunstancias. Se basan en su gracia y pacto. Él es fiel y leal a sus promesas, y no cambia. Él es el mismo ayer, hoy y por siempre. (Hebreos 13:8)

2. La bondad y misericordia de Dios nos siguen todos los días de nuestra vida.

La palabra “seguir” en hebreo es “radaph”. Significa perseguir, buscar o correr tras. Implica una intención fuerte y activa de alcanzar a alguien o algo. David usa esta palabra para describir cómo la bondad y misericordia de Dios lo persiguen a lo largo de su vida. No son pasivos u ocasionales, sino constantes y implacables. No están detrás o al lado de él, sino delante de él. No están esperando a que él los busque, sino que le están buscando. La bondad y misericordia de Dios no están limitadas por el tiempo o el espacio. No están confinadas a una temporada o ubicación específica. No se ven afectadas por nuestros fracasos o debilidades. No se ven disminuidas por nuestros enemigos o problemas. No se agotan por nuestras demandas o peticiones. Son abundantes y eternas. Son nuevas cada mañana. (Lamentaciones 3:22-23)

3. La bondad y misericordia de Dios nos llevan a habitar en su casa para siempre.

La palabra “habitar” en hebreo es “shuv”. Significa regresar, volver o volver de nuevo. Implica un movimiento de un lugar a otro, o de un estado a otro. David usa esta palabra para describir cómo habitará en la casa del Señor para siempre. No habla de un edificio físico, sino de una realidad espiritual. No se refiere a una visita temporal, sino a una residencia permanente. No está insinuando una esperanza futura, sino una realidad presente. La bondad y misericordia de Dios no son solo para esta vida, sino también para la vida futura. No son solo para nuestro beneficio, sino también para su gloria. No son solo para nuestro disfrute, sino también para nuestro culto. No son solo para nuestra satisfacción, sino también para nuestra transformación. No son solo para nuestro compañerismo con él, sino también para que seamos semejantes a él. Habitar en la casa del Señor es vivir en su presencia y disfrutar de su compañerismo. Es permanecer en su amor y obedecer sus mandamientos. Es contemplar su belleza y reflejar su imagen. Es alabar su nombre y proclamar sus obras. Es compartir su alegría y sufrir por su causa. Es conocerlo y darlo a conocer.

Espero que este artículo te ayude a comprender y aplicar el versículo del Salmo 23:6. Si tienes alguna opinión o pregunta, por favor házmelo saber. 😊

Source: Medium