En diversos círculos laborales, especialmente en el autoempleo y en empresas emergentes, es común escuchar a personas afirmar que “trabajan duro y juegan duro”. Sin embargo, ¿realmente están logrando alguno de estos dos objetivos?
Generalmente, quienes adoptan esta filosofía suelen descuidar tanto su trabajo como su tiempo de ocio. La parte de “jugar duro” suele implicar salir constantemente, muchas veces en forma de fiestas, lo cual puede llevar a noches tardías y pocas horas de sueño. Es difícil mantener un ritmo de trabajo intenso cuando se está constantemente con resaca y sin dormir lo suficiente.
La cultura de las startups promueve este estilo de vida, con eventos de networking cargados de alcohol, cerveza disponible en los espacios de coworking y videojuegos en las oficinas de muchas startups. Si bien se argumenta que estos eventos pueden ser beneficiosos para establecer contactos, en la práctica, muchas veces la verdadera red de contactos se construye a través de relaciones preexistentes.
Personalmente, he descubierto que trabajo mejor cuando mantengo una rutina consistente de productividad y buenos hábitos. Las interrupciones en esta rutina, como las noches largas o salir temprano del trabajo para socializar, dificultan mantener el impulso y la productividad. Muchas veces, las personas que parecen exitosas pasan la mayor parte de su tiempo en situaciones sociales, pero esto no significa que sea el camino para el éxito.
En el ámbito del emprendimiento, es común tener mucho más trabajo del que se puede manejar a diario. El trabajo nunca termina y no hay un momento fijo para relajarse. Si bien esto es una realidad del estilo de vida emprendedor, es importante reconocer que también es necesario encontrar un equilibrio y tomar descansos para evitar el agotamiento.
Es vital entender que las recompensas de este estilo de vida valen la pena, pero es fundamental priorizar y trabajar de manera eficiente para avanzar en el camino hacia el éxito. Tomarse descansos, ya sea breves durante la jornada laboral o vacaciones más largas, es esencial para rendir óptimamente sin quemarse.
En última instancia, la clave está en establecer prioridades. Si se valora enormemente el tiempo de ocio, es posible que se deba replantear la filosofía de “trabajar duro y jugar duro”. Cada persona tiene su propio ritmo de trabajo y no es sostenible mantenerse constantemente productivo al 100%. Es necesario encontrar un equilibrio que permita realizar las tareas laborales con eficacia sin descuidar la salud y el bienestar.
En resumen, la idea de “trabajar duro y jugar duro” puede funcionar para algunas personas, pero es importante adaptarla a las necesidades individuales y no dejarse llevar por las apariencias de quienes parecen tener éxito siguiendo este modelo. Al final, cada persona debe encontrar el equilibrio que funcione mejor para sí misma y asumir la responsabilidad de sus elecciones y sus consecuencias en el ámbito laboral y personal.
Tú también puedes lograr tus metas, ¡encuentra la fórmula que funcione para ti!
Source: Medium