A medida que comenzamos este nuevo año, es importante recordar quién eres y quién Dios te hizo ser. Necesitas ser tú mismo. No permitas que otras personas te influencien de un lado a otro como un barco siendo zarandeado por las olas o como la hierba en el viento. En su lugar, mantente firme. Sé la persona que Dios te creó para ser. Sé tú mismo. Todos los demás están ocupados. Dios te hizo exactamente como eres. Esa es la persona que se supone que debes ser. Por lo tanto, asegúrate de seguir Su plan para tu vida en lugar del plan de otra persona.
Las referencias bíblicas mencionadas en el artículo nos recuerdan la importancia de mantenernos fieles a nuestra identidad y propósito divino. En Filipenses 2:3 se nos exhorta a no hacer nada por rivalidad o vanidad, y a considerar a los demás como más importantes que nosotros mismos. Además, en Génesis se destaca la idea de seguir el mandato de Dios y permanecer fieles a Su voluntad, como se ilustra en la historia de Noé y su familia.
Es esencial comprender que cada individuo tiene un propósito único y especial en la vida. Al centrarnos en ser fieles a nosotros mismos y a la voluntad de Dios, podemos alcanzar nuestro potencial completo y contribuir positivamente al mundo que nos rodea. No se trata de compararse con otros o de intentar encajar en moldes prefabricados; se trata de abrazar nuestra singularidad y vivir de acuerdo con los valores y principios que reflejan nuestra verdadera esencia.
Además, es fundamental discernir entre las influencias externas que nos rodean y la voz interior que nos guía hacia nuestra autenticidad. En un mundo lleno de opiniones, expectativas y presiones sociales, a menudo es un desafío mantenernos fieles a nosotros mismos. Sin embargo, al cultivar una conexión profunda con nuestra fe, valores y creencias, podemos resistir las influencias negativas y abrazar nuestra verdadera identidad con convicción y confianza.
En definitiva, ser uno mismo implica aceptar quiénes somos realmente, abrazar nuestras fortalezas y debilidades, y vivir de acuerdo con la verdad que reside en nuestro corazón. Al hacerlo, no solo nos convertimos en la mejor versión de nosotros mismos, sino que también inspiramos a otros a hacer lo mismo y a vivir con autenticidad y propósito.
En resumen, sé tú mismo, no te dejes influenciar por las opiniones de los demás y mantente fiel a la persona única y valiosa que Dios te creó para ser. Vive tu vida con integridad, pasión y autenticidad, siguiendo el plan divino que ha sido trazado especialmente para ti.
Source: Medium