En la práctica de la sanación energética y el chamanismo, a menudo se escucha hablar de cortar los cordones energéticos que nos unen a otras personas. La idea principal es liberarnos de ataduras negativas y relaciones tóxicas que puedan estar afectando nuestro bienestar. Sin embargo, como nos muestra la historia compartida, este proceso no siempre es tan sencillo como parece a simple vista.
Lo que muchas personas pasan por alto al intentar cortar estos cordones es la presencia de afinidades y la intención detrás de esas conexiones energéticas. Al igual que en el relato de la mujer que donó su riñón a un hombre que resultó ser una persona violenta y controladora, las afinidades y las intenciones juegan un papel crucial en la formación y mantenimiento de estos vínculos.
Nuestros campos energéticos constantemente interactúan entre sí, buscando conexiones. Cuando hay una afinidad, ya sea positiva o negativa, los hilos de luz que nos unen se entrelazan y se solidifican con el tiempo, especialmente si se suman emociones tóxicas y expectativas a la ecuación. Estos cordones energéticos pueden arraigarse en nuestro cuerpo como las raíces de un árbol, afectando nuestra energía vital y nuestra salud emocional.
Es importante entender que no solo nos vinculamos con personas en esta vida, sino que también podemos tener lazos energéticos con seres queridos que han fallecido o incluso con experiencias traumáticas de vidas pasadas. La fuerza de las afinidades y las intenciones negativas puede hacer que estos cordones se vuelvan a formar, incluso después de intentar cortarlos repetidamente.
Eliminar un cordón energético implica más que simplemente cortarlo. Es necesario abordar las afinidades arraigadas en nuestro sistema energético para romper estos patrones de relación tóxicos. Las afinidades actúan como programas que nos impulsan hacia ciertos comportamientos y relaciones, y a menudo están vinculadas a traumas personales, heridas emocionales o incluso experiencias de vidas pasadas.
Cuando logramos liberarnos de estas afinidades y limpiar nuestras energías, abrimos la puerta a nuevas posibilidades en nuestras relaciones. Nos liberamos de antiguos patrones de pensamiento y comportamiento, lo que nos permite ver las relaciones desde una perspectiva más clara y amorosa. Las relaciones se vuelven más armoniosas, y sentimientos como el amor incondicional surgen de manera natural.
Es fundamental comprender que al cortar un cordón energético, solo se eliminan las partes tóxicas de la relación. El amor incondicional permanece intacto, ya que este tipo de energía no se puede cortar. Es simplemente la negatividad y las cargas densas las que se disuelven en este proceso de sanación.
En resumen, cortar un cordón energético va más allá de un acto físico, es un proceso de sanación profunda que nos libera de ataduras nocivas y nos permite vivir relaciones más saludables y auténticas. Al abordar las afinidades y las intenciones detrás de estos vínculos, podemos transformar nuestra manera de relacionarnos con los demás y con nosotros mismos, abriendo así la puerta a una mayor plenitud y bienestar emocional.
Source: Medium