El año pasado, comencé a aprender español. Sentí que era una habilidad importante tanto para el trabajo como por mi interés en expandir mi inteligencia cultural. Una lección de mi curso de español se centró en el ámbito laboral. Esta lección incluía palabras como “trabajador”, “trabajo”, “oficina”, “acuerdo” y “reunión”. Sin embargo, no pude evitar detenerme cuando enseñaron “el jefe” y “la jefa”, que significa “boss” en el idioma.

Muchas personas tienen aversión a ciertas palabras en inglés. La palabra “moist” a menudo encabeza la lista y hay estudios que respaldan por qué estas palabras son odiadas. Según un artículo de la revista PLOS ONE del 27 de abril de 2016, la aversión a la palabra “moist” y otras palabras desagradables como “crevice” y “slacks” se relaciona con varias razones. Estas razones incluyen cómo suenan, las connotaciones a respuestas y acciones físicas reales, así como los movimientos faciales utilizados al decir las palabras en voz alta.

Pero, ¿qué diría la ciencia acerca de mi aversión a la palabra “jefe” en cualquier idioma? Permítanme ser claro. Estoy de acuerdo si se usa “jefe” en ciertas frases y connotaciones como “girl boss”, “boss bitch”, “boss up”, “like a boss” y “who’s the boss”. Incluso estoy de acuerdo con “mob boss”. Sin embargo, cuando alguien está hablando conmigo sobre la persona a la que reportan, rápidamente los corrijo. “Gerente” es la palabra más apropiada a usar, no “jefe”. Para mí, la palabra “jefe” implica un control total sobre todo lo que hago. Es una palabra que tiene demasiado poder. Las personas a las que se les llama jefe, en mi opinión, no tienen el mismo nivel de poder que la palabra transmite. Por eso, la persona a la que informas es tu gerente.

Una ex compañera de trabajo que era gerente de formación a menudo se refería a las personas que capacitaba como “jefes”. En conversaciones simples o incluso en sesiones de formación, usaba el término para otros. Utilizaba la palabra “jefe” como un apodo. Reflexionando más, la forma en que usaba “jefe” al referirse a los demás era bastante brillante. Cuando nos nombraba a todos como “jefes”, nos hacía saber que éramos poderosos. Igualmente poderosos. Y, parecía no esperar ser llamada “jefa” a cambio.

En el mundo empresarial, muchos pueden equiparar jefe con liderazgo. Yo no lo haría. El liderazgo está relacionado con la influencia y cualquiera puede ser un líder. Me atrevería a decir que los mejores líderes entienden el poder que tienen y lo utilizan sabiamente. No necesitan el término “jefe” para definir su posición. Su posición está definida por las personas que influencian y cómo se sienten esas personas acerca de ese líder específico.

Creo que la mayoría de las personas no han reflexionado mucho sobre el uso de la palabra. Como pueden ver, yo sí lo he hecho. Quizás parte de ello provenga de ver a familiares mayores referirse a personas que no lucen como ellos como “jefes”. Hacerlo es una transferencia inmediata de poder. Aquí hay otra razón por la que no me gusta la palabra. ¿Alguien tiene control total sobre todo lo que hace una persona, verdad? Quizás aquí es donde entra en juego el libre albedrío. Pero incluso en un trabajo, un empleado tiene una elección. Es esa elección la que limita el poder de su gerente. Con eso, somos nuestro propio jefe. Tú eres el verdadero jefe.

Source: Medium