En su libro “Los 7 Hábitos de la Gente Altamente Efectiva”, Stephen Covey comparte valiosos consejos de liderazgo. Uno de los hábitos clave que Covey destaca es “Buscar primero entender, luego ser entendido”, un consejo realmente efectivo. Si todos siguiéramos esta regla, el mundo sería un lugar más sencillo. En lugar de hacer suposiciones, ponernos a la defensiva o interrumpir a las personas con las que colaboramos, es importante aprender a escuchar de manera efectiva.

En el núcleo de este hábito, Covey describe los 5 niveles de escucha, una herramienta simple pero poderosa que puede transformar la forma en que los equipos trabajan juntos, ya sea en un entorno laboral o familiar.

Nivel 1: IGNORAR

En este nivel, la persona está ignorando activamente al interlocutor. Puede ser como cuando estás teniendo una conversación con tu pareja y, de repente, tu teléfono suena con una notificación. Dejas de prestar atención a la persona que habla y te sumerges en la pantalla del teléfono, perdiendo por completo las señales no verbales que indicarían que estás siguiendo lo que se te está diciendo.

Nivel 2: FINGIR

En este nivel, la persona finge estar escuchando. Pueden asentir y sonreír durante la conversación, pero en realidad no están prestando atención. Este tipo de escucha puede ser engañoso, ya que la persona que habla puede creer que el receptor está comprendiendo, cuando en realidad no es así.

Nivel 3: SELECTIVA

En la escucha selectiva, la persona tiende a buscar únicamente la información que confirma sus propias creencias preestablecidas. Puede perderse detalles importantes de la conversación al centrarse solo en aspectos que refuerzan sus ideas preconcebidas.

Nivel 4: ATENTA

En este nivel, la persona comienza a escuchar de manera más constructiva. Está dispuesta a absorber la información sin prejuicios y puede incluso notar señales no verbales que enriquecen su comprensión de lo que se está comunicando.

Nivel 5: EMPÁTICA

La escucha empática es el nivel más profundo de escucha. En este nivel, la persona suspende sus propios pensamientos y juicios, y se sumerge por completo en la experiencia del interlocutor. Escuchar con empatía implica prestar total atención a lo que se dice, al tono y ritmo de la voz, y a la comunicación no verbal del hablante.

En resumen, la práctica de la escucha activa puede mejorar significativamente la calidad de nuestras interacciones. Al aprender a escuchar en niveles más profundos, podemos fomentar una comunicación más efectiva, construir relaciones más sólidas y avanzar hacia soluciones creativas.

Source: Medium