En la cotidianidad, tendemos a asociar el liderazgo con tener autoridad o poder sobre otras personas. Sin embargo, la realidad es que el liderazgo va más allá de dirigir a otros, también se trata de guiar nuestras propias habilidades y entorno hacia un objetivo.

Como menciona la Contralmirante Grace Murray Hopper, “tú manejas cosas; tú lideras a las personas”. Esto nos invita a reflexionar sobre la idea de que el liderazgo no requiere necesariamente de autoridad o poder externo, sino que podemos ser líderes de nosotros mismos.

Una forma de experimentar el liderazgo sin tener autoridad o poder es a través de actividades cotidianas, como arreglar cosas a nuestro alrededor. Al tomar la iniciativa de solucionar problemas en nuestro entorno inmediato, estamos ejerciendo un tipo de liderazgo personal.

Imagínate estar en tu habitación realizando tus actividades habituales y darte cuenta de que hay cosas que pueden mejorarse. Desde ordenar tu cama hasta organizar tus pertenencias, pequeñas acciones como estas pueden tener un impacto significativo en tu entorno y en tu bienestar.

Al observar detenidamente tu entorno, identificar qué necesita ser arreglado y tomar las medidas necesarias para solucionarlo, estás demostrando liderazgo sin necesidad de tener poder sobre otros. Este tipo de liderazgo se centra en la responsabilidad personal y en la capacidad de mejorar tu entorno inmediato para beneficio propio y de quienes te rodean.

Al asumir la responsabilidad de mejorar las cosas que nos rodean, estamos ejerciendo un liderazgo interno que nos impulsa a ser mejores versiones de nosotros mismos. Estas acciones pueden parecer simples, pero tienen un gran valor en términos de autogestión y compromiso con la excelencia.

Es importante recordar que el liderazgo no se limita a las jerarquías formales o a la autoridad estructural, sino que también se manifiesta en las pequeñas acciones diarias que realizamos para mejorar nuestro entorno y nuestra propia vida.

La próxima vez que te encuentres en una situación en la que puedas tomar la iniciativa para solucionar un problema, recuerda que no se necesita ser jefe o tener poder sobre otros para ejercer el liderazgo. Ser un líder en tu propia vida comienza con pequeños actos de valentía y responsabilidad.

En definitiva, el liderazgo cotidiano nos invita a reflexionar sobre cómo podemos influir positivamente en nuestro entorno sin depender de la autoridad formal, demostrando que todos tenemos la capacidad de ser líderes de nuestra propia vida.

Source: Medium