Recientemente, me regalaron un set de bloques de Jenga por un compañero increíble. Aunque al principio no estaba muy entusiasmado con mi regalo, me sorprendió gratamente que unas horas después de sacar el juego de su caja, había capturado por completo mi atención, y me encontré utilizando los bloques para crear nuevas y complejas estructuras. Supongo que Bieber tenía razón… “nunca digas nunca” porque tengo que corregirme… Jenga es bastante divertido.
Con el paso del tiempo, empecé a notar algo interesante. Cuando mis colegas pasaban por mi escritorio, no podían resistirse a destruir cualquier estructura que estuviera en proceso de construcción… casi les resultaba placentero. Mis colegas no son malvados, lo prometo… pero el Jenga expuso ciertas características arquetípicas de los seres humanos… nuestra aparente instinto natural de destruir en lugar de construir colectivamente.
Quería encontrar una manera de cambiar este comportamiento y motivar a mis colegas a colaborar instintivamente en la construcción en lugar de derribarla. Así que creé una pequeña estructura de Jenga en mi escritorio, y en un trozo de cartulina escribí en letras grandes y audaces “¡Añade pero no ROMPAS!”.
Los Resultados Observados
Observé cuatro cosas:
- Algunas personas añadían los bloques con mucho cuidado, de manera que facilitaba que otros construyeran encima.
- Algunas personas estaban menos interesadas en hacer más fácil para los demás, y se centraban en llevar la estructura a su límite.
- La mayoría de las personas eran menos propensas a destruir la estructura cuando sabían que otras personas habían trabajado en ella y admiraban el esfuerzo que había requerido crearla.
- Las personas eran menos propensas a dañar la estructura cuando era grande, pero no dudaban en destruirla cuando era pequeña.
Saquemos nuestras propias conclusiones de estos resultados, pero para mí este experimento aleatorio reforzó la idea de la importancia de las personas y de trabajar juntos. Cuando trabajaba solo en mi creación a medio hacer de Jenga, la gente no pudo evitar derribarla. Parecía casi como una exhibición engreída de logro individual… el punto es que nunca pude completarla. Pero cuando pedí a la gente unirse y contribuir, no solo eran menos propensos a derribar el Jenga, sino que se sentían igualmente responsables de él y querían que creciera.
Otra lección importante que extraje de este experimento es que necesitamos personas que construyan cuidadosamente las cosas de manera que otros puedan construir encima, tanto como necesitamos personas que les guste llevar sus creaciones a sus límites; esta sinergia resulta en invenciones e innovaciones brillantes.
Source: Medium