En la literatura y la filosofía, la noción de la “capacidad negativa” es un tema fascinante que ha cautivado a mentes creativas a lo largo de la historia. Initulada por el poeta romántico John Keats en 1817, esta idea se refiere a la capacidad de los grandes escritores de perseguir una visión de belleza artística incluso cuando los lleva a la confusión intelectual y la incertidumbre, en lugar de la certeza filosófica.

Esta capacidad contrasta con la búsqueda de respuestas definitivas sobre la belleza, que según el poeta y filósofo inglés Samuel Coleridge, sentó las bases del reduccionismo moderno. La “capacidad negativa” implica la habilidad del individuo para percibir, pensar y actuar más allá del estado de conocimiento, abrazando la incertidumbre y haciendo las paces con los misterios y la ambigüedad de la vida.

La tendencia humana hacia la ansiedad y la frustración, argumenta Alan Watts en su libro “La sabiduría de la inseguridad: Un mensaje para una era de ansiedad”, radica en nuestra necesidad de vivir centrados en un futuro asegurado, impulsados por un profundo anhelo de certeza. Sin embargo, como señala, las mejores predicciones siguen siendo cuestiones de probabilidad en lugar de certeza, y todos estamos destinados a sufrir y morir. Si no podemos vivir felices sin un futuro asegurado, entonces no estamos adaptados a vivir en un mundo finito donde, a pesar de los mejores planes, los accidentes suceden y la muerte llega al final.

¿Cuál es la solución entonces? Watts plantea que nuestro despertar de este ciclo vicioso radica en traer nuestra plena conciencia a nuestra experiencia presente, dejando de lado el deseo innato de certeza, control y verdades absolutas. Reconociendo que nuestro conocimiento es una pequeña isla en un gran océano de no-conocimiento, según Isaac Bashevis Singer, podemos abrirnos a nuevas formas de navegar por este complejo mundo interdependiente.

A través del aprendizaje constante, la colaboración, la diversidad de perspectivas, la curiosidad, la escucha y la capacidad humana para dar sentido, se abren nuevos caminos para navegar este mundo de incertidumbre. Al evitar el pensamiento binario extremo, que a menudo nos lleva a callejones sin salida, podemos adoptar una postura reflexiva que nos permita abrazar la complejidad y la fluidez de la vida.

En resumen, la “capacidad negativa” nos invita a explorar más allá de los límites del conocimiento, a abrazar la incertidumbre y la ambigüedad, y a encontrar la belleza en la impermanencia del mundo que habitamos. Al dejar atrás la necesidad de certezas absolutas y creencias rígidas, podemos abrirnos a la riqueza de posibilidades que se presentan ante nosotros, en un constante fluir de experiencias y descubrimientos.

Source: Medium