En el artículo “The Architect of Influence” se destaca la importancia del Espíritu Santo como guía y fuente de poder en la vida de los creyentes. Según Hechos 1:8, al recibir el Espíritu Santo, somos capacitados para ser testigos de Cristo en todo lugar, desde nuestra ciudad hasta los confines de la tierra. Desde el momento de nuestra salvación, el Espíritu Santo trabaja en nosotros, guiándonos hacia una vida de fe y sumisión al amor de Dios a través de Cristo.

El Espíritu Santo, quien es ilimitado en poder, dirige nuestros pasos hacia un fin glorioso, llevándonos a crecer en la naturaleza misma de Cristo. A través de aquellos que le permiten actuar en sus vidas, el Espíritu Santo ha realizado innumerables milagros y prodigios. Sin Su iluminación, las palabras de la Biblia carecen de significado profundo, pues es Él quien nos da entendimiento espiritual.

La vida cristiana, especialmente en términos de liderazgo, resulta imposible de vivir sin la presencia del Espíritu Santo. Al involucrarnos con Él, encontramos la pasión necesaria para impactar como líderes. Como menciona el Pastor Roderick, para ejercer la autoridad que Dios nos ha dado, necesitamos la guía del Espíritu Santo. Él nos impulsa y fortalece para llevar a cabo la obra del Padre, garantizando nuestra herencia en Cristo Jesús.

A pesar de nuestras limitaciones humanas, la presencia del Espíritu Santo en nuestras vidas se convierte en nuestra fuente ilimitada de fortaleza para guiar a otros hacia la perfección. Como arquitecto divino, Él conoce la mejor manera de aprovechar cada situación, por lo tanto, como líderes, es sabio que sigamos Su diseño. Al hacerlo, el impacto que generamos perdura en el tiempo y supera cualquier prueba.

En resumen, el Espíritu Santo es quien nos capacita, guía y fortalece para influir de manera positiva en nuestro entorno. Al seguir Su dirección, podemos vivir en el poder y la influencia que provienen de Él, dejando una marca duradera en la vida de otros y cumpliendo así con el propósito divino para nuestras vidas.

¡Querido Padre, te agradecemos por regalarnos al Espíritu Santo como sello de nuestra herencia en Cristo Jesús! Ayúdanos a seguir Su guía cada día. Amén.

Source: Medium